viernes, 10 de enero de 2014

“Sé toda para todas, sé una verdadera madre para todas tus Hermanas. Que todas encuentren en ti luz y consuelo. Es preciso que estén segurísimas de que siempre te encontrarán dispuesta a recibirlas” (Carta 78 - 29 noviembre 1816. A Adela de Trenquelléon).

La chamifrase 111 – Viernes 10 de enero – ESPECIAL – Aniversario Madre Adela

“Sé toda para todas, sé una verdadera madre para todas tus Hermanas. Que todas encuentren en ti luz y consuelo. Es preciso que estén segurísimas de que siempre te encontrarán dispuesta a recibirlas” (Carta 78 - 29 noviembre 1816. A Adela de Trenquelléon).

El Padre Chaminade y la Madre Adela tuvieron una profunda relación que está en el fundamento de nuestra historia como Familia Marianista. Podríamos decir que se conocieron por casualidad.  Es más, ni siquiera se encontraron directamente.  La madre de Adela se encontró con el Sr. Lafon, congregante de Burdeos.  Ella le habló de su hija y de su Asociación, y él le habló del Padre Chaminade y su Congregación de Burdeos que crecía y se expandía.  Así comenzó una relación epistolar en 1808.  Tímidamente Adela le presenta a Guillermo José su actividad y Guillermo José le invita a formar parte de su organización.  Serán años difíciles, por la supresión de la Congregación en Burdeos.  Pero ambos seguirán profundizando su relación hasta coincidir en un proyecto común: la necesidad de la vida religiosa en el corazón de la Familia Marianista. Finalmente el sueño se hizo realidad en 1816 con Adela a la cabeza en el Refugio de Agen y un año más tarde en Burdeos con la primera comunidad religiosa masculina.
Adela considera al Padre Chaminade como un verdadero padre espiritual. Le confía su corazón y es guiada por él en los caminos del Espíritu.  Guillermo José la quiere también entrañablemente como una verdadera hija que el Señor le regaló.  Se llevan 28 años de diferencia. Cuando comienzan su relación epistolar ella está por cumplir veinte años y él es un hombre maduro con mucha experiencia de vida.  Esta diferencia de edad no será un obstáculo a la hora de ser “socios” en el querido Proyecto de la vida religiosa marianista.  En sus cartas encontramos desde las más profundas confesiones de fe hasta cuestiones “mundanas” como el pedido del Padre Chaminade para que Adela le haga publicidad y le venda en su zona unos toneles del vino producido en su finca de San Lorenzo.  El acompañamiento personal del Padre Chaminade, antes y especialmente después de la fundación de las religiosas marianistas, nos revelan una relación en la que el Espíritu se fue manifestando y consolidando nuestro carisma marianista.  Guillermo José comparte con ella su experiencia en la animación de los demás, y es de alguna manera también su consejero y formador. El conocimiento y la presencia de Adela en nuestra Familia Marianista es todavía pobre y anecdótico, un buen camino para acercarnos a ella es a través de su relación con el Padre Chaminade.
Adela muere joven, cuando el Proyecto todavía tiene mucho por concretarse.  Nos imaginamos el dolor de Guillermo José y a la vez su espíritu de fe para continuar animando a las hermanas marianistas a seguir con fidelidad lo que pudieron contemplar como testimonio en la vida de Adela. 
La madre de Adela, le escribe al Padre Chaminade estas líneas que sintetizan bien lo que ella significó para el Fundador:
Reverendo Padre: estaba convencida de lo que lamentaría Usted la muerte de nuestra hija común, suya de manera espiritual y mía par naturaleza. Nos parecía que hubiera podido aún ser útil en la tierra para la obra de Dios; pero el Señor no lo ha juzgado así, y si, según parece, está en su seno o lo estará muy pronto, será una activa protectora: ¡lo era ya tanto en la tierra!”.
El Padre Chaminade sobrevivió a su hija espiritual más de veinte años, sin dejar hasta el final de luchar para que la Familia Marianista siguiera creciendo y no se apartara del carisma inspirado por el Espíritu.  Adela lo siguió acompañando con su intercesión desde la presencia de Dios.  Hoy ambos nos siguen acompañando para que nosotros, sus hijos e hijas, podamos vivir con fidelidad creativa el don del carisma marianista.

Unidos a la Familia Marianista recemos por la pronta beatificación de la Madre Adela:

Oh Dios, fuente de toda vida y santidad
te damos gracias por el ardiente espíritu misionero
y el amor filial a María
que infundiste en el corazón de tu sierva
Adela de Trenquelleón.
En el breve curso de su existencia,
trabajó con entusiasmo y perseverancia
para acrecentar la fe
y el amor a Cristo y a su Madre
en todos los ambientes,
especialmente entre los jóvenes
y los más necesitados.
Concédenos Señor que, como ella, seamos
signos de tu amor entre nuestros hermanos
Y, a fin de que tu sierva sea glorificada en tu Iglesia,
otórganos, por su intercesión,  las gracias que te pedimos.
Amén.

ATsm


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