domingo, 5 de enero de 2014

“Cuida tu salud” (Carta 288 - 17 mayo 1824. Al P. Caillet).

La chamifrase 109 – Domingo 5 de enero

“Cuida tu salud”  (Carta 288 - 17 mayo 1824. Al P. Caillet).


Esta es una frase repetida en las cartas del Padre Chaminade. Una y otra vez recuerda a sus discípulos, enviados por él mismo a la misión e impregnados de su impronta apostólica, que es necesario cuidar la salud.  Encontramos así numerosas referencias en sus cartas que expresan esta inquietud. (Cf. Cartas 99, 217, 269, 288, 311, 560, 633, 1066, 1264, etc.).
Llama la atención en primer lugar su preocupación de que la pobreza a la que invita vivir con radicalidad cause efectos negativos en la salud de sus discípulos. A la Madre Adela en los primeros años de la fundación le aconseja que “a pesar de la pobreza de tu comunidad, cuida de que la alimentación sea siempre sana y suficiente. Está bien sentir la pobreza pero no en lo referente a la salud “. (Carta 99 - 19 junio 1818). Y al Hno Clouzet, dedicado a los Asuntos Temporales le pide: “economiza lo más posible pero cuida la salud de tus Hermanos y la tuya propia”. (Carta 269 - 27 enero 1824).
En relación a las prácticas de penitencia, tan comunes en la espiritualidad de su época, advierte también que no es bueno dejarse llevar por fervores no inspirados por Dios que terminan banalizando las mismas prácticas ascéticas y causando problemas de salud (Cf. Carta 633 al P. Léon Meyer).
En general Guillermo José es muy sensato y su consejo tiene mucho de sentido común. Así lo expresa al P. Caillet:“Cuida tu salud. Toma sin escrúpulos todo el alimento que necesites para hacer tus trabajos. Tómate también un descanso suficiente: las largas veladas te pondrían fuera de combate para dedicarte a la oración, de la que tanta necesidad tienes dadas las dificultades que debes vencer” (Carta 288 – 17 de  mayo 1824); y también al P. Chevaux: “Prudencia, entrega, cuidado razonable de su salud, esa es, querido hijo, la última conclusión de esta carta” (Carta 1264, 29 de diciembre 1841).
Tanta importancia le da al tema, que cuando el consejo preventivo y la advertencia paternal no causa efecto, no duda en ordenarlo, como en alguna ocasión a la Madre San Vicente: Cuida tu salud, y no veas en esto una advertencia o una invitación, sino una orden que creo que debo darte”  (Carta 560 - 15 noviembre 1830).
Cuando orienta a algunos hermanos o hermanas a quienes ha pedido el servicio de la animación de sus comunidades, les recuerda que deben cuidar en sus hermanos continuamente no sólo la salud de su alma y su progreso en la virtud, sino también su salud corporal” (Carta 311 - 22 agosto 1824. A la Madre Encarnación).
Con la Madre Adela, es un tema que se repite periódicamente, dada la fragilidad de su salud y su permanente entrega a la misión a veces más allá de sus fuerzas.  Para asegurarse que le obedece, nombra a otra hermana “guía de su salud” (Carta 217) para que le cuide y le informe de su estado
El mismo Padre Chaminade, a pesar del intenso trabajo que tenía, incluyendo sus viajes y animando la Familia marianista, en lo espiritual y en la gestión concreta y cotidiana del desarrollo de las fundaciones de nuevas obras, tenía que cuidarse periódicamente sobre todo en invierno, época en la cual pasaba habitualmente un tiempo de reposo causado por los catarros y complicaciones respiratorias.
La preocupación de Guillermo José es también actual y podemos tomarla referida también a nosotros: “Cuida tu salud”.  Es una responsabilidad personal de cada uno cuidar la propia salud y una responsabilidad fraterna cuidar la salud de los hermanos, pero siempre desde el espíritu de donde nacía la inquietud de nuestro Padre y Fundador. Necesitamos cuidar la salud, para poder sostener una vida profunda de oración y entregarnos con pasión a la misión de María.  Si éste es el espíritu, cuidar de nuestra salud irá mucho más allá de una mera preocupación narcisista y reforzará el sentido de la vida que muchas veces se pierde justamente cuando se pierde la propia salud.
De la mano de Guillermo José, cuidemos nuestra salud, con realismo y sentido común, con prudencia y entrega generosa.

Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida
enséñame a cuidar mi salud y la de mis hermanos,
porque la vida es un regalo que Tú nos ofreces
invitándonos a entregarla para que el Reino siga creciendo.

Espíritu Santo, Tú que sanas con el Amor de Dios
las heridas profundas del corazón,
anímame a cuidar de mi salud interior y afectiva
para que pueda servir con generosidad a los demás.

Espíritu Santo, Paráclito que defiendes mi causa,
ayúdame a discernir lo que me conviene
para que pueda superar los engaños y las trampas
que bloquean el cuidado sincero de mi salud.

Espíritu Santo, espíritu de sabiduría,
ayúdame a escuchar con humildad y reconociendo el amor de los demás,
cuando me dicen “Cuida tu salud”,
y dame fuerzas para asumirlo con alegría y decisión.

Amén

AT sm
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