domingo, 19 de mayo de 2013

“¡Que el Espíritu Santo te ilumine, te santifique y te llene de fuerzas!” (Carta 343 - 19 de mayo de 1825. Al P. Caillet )


Las chamifrases de la semana en el Año de la FE

La chamifrase de la semana 69 – Domingo 19 de mayo de 2013. Pentecostés

 “¡Que el Espíritu Santo te ilumine, te santifique y te llene de fuerzas!”
(Carta 343 - 19 de mayo de 1825. Al P. Caillet )

El Padre Caillet se encuentra en París ocupado en algunos trámites y cuestiones institucionales en nombre del Instituto, y el Padre Chaminade acompaña su misión con varias cartas.  En este caso en la celebración de Pentecostés le expresa a su querido discípulo y representante al final de una de ellas este hermoso deseo: ¡Que el Espíritu Santo te ilumine, te santifique y te llene de fuerzas!”
Dejándonos guiar por el espíritu de Guillermo José, podríamos explicitar un poco más estas palabras:
¡Que el Espíritu Santo te ilumine” . Que el Espíritu Santo ilumine tu interior e ilumine tu camino, que su Presencia disipe las sombras de tu interior y te anime a compartir tu luz con los demás.  Que el Espíritu Santo sea la Luz que necesitas para discernir los pasos que tienes que dar y las decisiones que tienes que tomar.  Que el Espíritu Santo ilumine tu pasado para reconocer la misericordia del Padre Dios en tu vida, que ilumine tu presente para reconocer la presencia de Jesucristo caminando a tu lado, y que ilumine tu horizonte dejándote llevar de su mano.
¡Que el Espíritu Santo te santifique” . Que el Espíritu Santo colme tu vida con su Presencia, que te consagre para la misión y te envié a anunciar la Buena Noticia del Reino.  Que el Espíritu Santo llene tu vida con su Presencia como lo hizo con María, y que la Palabra de su Hijo Jesús se encarne por su acción en tus acciones cotidianas.  Que el Espíritu Santo haga desbordar su Presencia en tu vida para que puedas compartirlo con los demás y abrirle camino a su acción de llevar a plenitud nuestra humanidad.
¡Que el Espíritu Santo te llene de fuerzas!”.  Que el Espíritu Santo movilice tu corazón y te colme con su fuerza de vida.  Que el Espíritu Santo te sostenga y te anime a vivir con entusiasmo y pasión tu vocación cristiana y misionera.  Que el Espíritu Santo que es expresión plena del Amor de Dios sea tu verdadera fuerza, y que en el amor puedas ser invitación a levantarse para los que están caídos, causa de alegría para los que están tristes y signo de la Presencia de Dios para los que se sienten débiles y abatidos.
¡Que el Espíritu Santo te ilumine, te santifique y te llene de fuerzas!”
Recibamos también para nosotros este deseo de nuestro Padre y Fundador, y hagámoslo invocación personal a través de la hermosa secuencia que la liturgia de Pentecostés nos regala:
Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo
un rayo de tu luz.
Ven, Padre de los pobres,
ven a darnos tus dones,
ven a darnos tu luz.
Consolador lleno de bondad,
dulce huésped del alma
suave alivio de los hombres.
Tú eres descanso en el trabajo,
templanza de la pasiones,
alegría en nuestro llanto.
Penetra con tu santa luz
en lo más íntimo
del corazón de tus fieles.
Sin tu ayuda divina
no hay nada en el hombre,
nada que sea inocente.
Lava nuestras manchas,
riega nuestra aridez,
cura nuestras heridas.
Suaviza nuestra dureza,
elimina con tu calor nuestra frialdad,
corrige nuestros desvíos.
Concede a tus fieles,
que confían en tí,
tus siete dones sagrados.
Premia nuestra virtud,
salva nuestras almas,
danos la eterna alegría.
                                                 AT sm
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domingo, 12 de mayo de 2013

“Somos de un modo especial los auxiliares y los instrumentos de la Santísima Virgen en la gran obra de la reforma de las costumbres, del mantenimiento y acrecentamiento de la fe y de la santificación del prójimo”. (Carta 1163 – 24 agosto 1839 – A los predicadores de Retiros)


Las chamifrases de la semana en el Año de la FE

La chamifrase de la semana 68 – Domingo 12 de mayo de 2013.

 “Somos de un modo especial los auxiliares y los instrumentos de la Santísima Virgen en la gran obra de la reforma de las costumbres, del mantenimiento y acrecentamiento de la fe y de la santificación del prójimo”.
(Carta 1163 – 24 agosto 1839 – A los predicadores de Retiros).

Si alguien nos preguntara quiénes son los marianistas, ¿cuál sería nuestra respuesta?.  El Padre Chaminade nos responde a esta pregunta con una afirmación precisa y contundente.  Esta respuesta la encontramos en la carta que el Fundador dirige a quienes iban a predicar los retiros del año 1839 a los religiosos y las religiosas marianistas en diversos lugares de Francia.  Y el objetivo era renovar e inculcar en todos los miembros de la Familia el espíritu y la identidad del carisma recibido.
Guillermo José tenía muy metido dentro de su corazón que la misión es de María y que nosotros somos sus auxiliares e instrumentos en esta misión.  Esta misma convicción profunda lo llevó a desarrollar con audacia y coraje un espíritu y una impronta misionera, más allá de sus características naturales de personalidad. Y estaba convencido que “éste es el carácter distintivo y el espíritu de familia de nuestras dos Órdenes”.  Recuperar la identidad propia de nuestra vocación marianista es siempre una llamada en cada tiempo de nuestra historia.
A esta primera afirmación le sigue como consecuencia el objetivo de nuestra misión, que no es otro que el de la misión de María.  Necesitamos releer esta frase de Guillermo José con palabras de hoy sin perder el espíritu original para sentirnos convocados y entusiasmados con nuestra misión. 
Ayudar a María en la “gran obra de la reforma de las costumbres”  implica hoy comprometernos a que el Evangelio de Jesús se encarne en nuestro tiempo y en nuestra cultura, y como semilla que crece en esta tierra genere una transformación genuina y profunda de las estructuras injustas e individualistas de la sociedad en la que vivimos. 
Ayudar a María en “la gran obra del mantenimiento  y acrecentamiento de la fe” implica en cada uno de nosotros  y en cada una de nuestras comunidades un desafío fundamental: volver a fijar los ojos en Jesús y renovar nuestro encuentro con Él que es el núcleo de nuestra fe, para vivir de esa fe y contagiarla a los demás.
Ayudar a María en “la gran obra de la santificación del prójimo” es una invitación a compartir nuestra vida y nuestra fe con los demás, especialmente con los jóvenes y con los pobres (como nos indicaron Guillermo José y Adela), pero no solo como destinatarios de nuestro trabajo apostólico sino abriéndoles la puerta de nuestra Familia para integrarse a nuestra comunidad y ser coprotagonistas de nuestra misión.
De la mano del Padre Chaminade renovemos “el carácter distintivo y el espíritu de familia” que nos identifica: “Somos de una manera especial los auxiliares y los instrumentos de la Santísima Virgen”.

María, Madre nuestra,
te damos gracias por llamarnos a ser parte de tu Familia,
y por convocarnos a ser de una manera especial
tus auxiliares e instrumentos en la misión.

María, Madre nuestra,
danos la gracia de renovar profundamente en cada uno de nosotros
y en cada una de nuestras comunidades,
el “carácter distintivo  y el espíritu de familia” que nos identifican.

María, Madre nuestra,
queremos comprometernos cada día con tu misión,
siguiendo el testimonio y encarnando hoy el carisma
que el Espíritu regaló a la Madre Adela y a nuestro Padre Fundador.

María, Madre nuestra,
con alegría y entusiasmo asumimos nuestra vocación
y con audacia apostólica y coraje evangélico,
queremos ayudarte cada día en tu misión.

Amén
AT sm

El sábado 12 como Familia Marianista de Argentina peregrinamos a la Basílica de Luján
El lunes 13 celebramos la Fiesta Patronal de la Obra de Fátima, por primera vez desde que asumimos esta nueva misión.
Dos acontecimientos oportunos para renovar nuestro “carácter distintivo y el espíritu de familia”, invitados por esta chamifrase que compartimos hoy.

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domingo, 5 de mayo de 2013

“No es el viento de los chismes el que debe hacernos cambiar de conducta; no seremos juzgados ante Dios por lo que digan otros; ni debe la calumnia de los hombres frenar nuestros deseos ni nuestra tendencia hacia la gloria de Dios y de su santa religión” (Carta 392 – 8 de abril de 1826 – A la Madre Adela)


Las chamifrases de la semana en el Año de la FE

La chamifrase de la semana 67 – Domingo 5 de mayo de 2013.

No es el viento de los chismes el que debe hacernos cambiar de conducta; no seremos juzgados ante Dios por lo que digan otros; ni debe la calumnia de los hombres frenar nuestros deseos ni nuestra tendencia hacia la gloria de Dios y de su santa religión”
 (Carta 392 – 8 de abril de 1826 – A la Madre Adela)
El Padre Chaminade acompaña a la Madre Adela ante una situación difícil que le toca vivir por las dificultades suscitadas frente a la decisión de admitir a una bienhechora  en las dependencias del convento de Agen.  Una decisión tomada con prudencia y discernimiento que se convirtió en el blanco de habladurías y críticas desmedidas.  La Madre Adela se encuentra afectada por la situación y Guillermo José, con afecto paternal, le escribe tres cartas y le promete una pronta visita para animarla y alentarla en su misión.  Estas cartas son un pequeño compendio sobre cómo mantener la calma frente a los chismes y críticas injustas, y un verdadero entrenamiento para el discernimiento y para crecer en los caminos de la sabiduría y el crecimiento personal.

En primer lugar, le recuerda que A pesar de toda nuestra voluntad en contra, se darán y volverán a darse los escándalos en el mundo: el justo será objeto de sus críticas injustas”.  No es una invitación a la resignación sino un sano llamado  a la realidad con profundas raíces bíblicas.  Es una llamado a la paz interior, sabiendo que ya los profetas… y el mismo Jesús sufrió la calumnia y el rechazo. “Estos chismes de la gente y sus injusticias son una prueba para el cristiano que los afronta; son pruebas que fortalecen la virtud”.

A la Madre Adela le cuesta aceptar y le entristece tanta maldad y quisiera ayudar a transformarla.  El Padre Chaminade le sugiere una primera acción interior: “Hay que orar desde el fondo del corazón por los que nos critican”.
Y la segunda sugerencia es aprovechar la ocasión para examinar las propias disposiciones interiores. Aun obrando rectamente y de buena fe, en algunas ocasiones se puede dar pie para que las críticas y las calumnias encuentren razones para autojustificarse.  Por eso para Guillermo José: “La murmuración y la sátira del mundo son para nosotros un aviso saludable. Son una llamada al examen propio y de nuestras intenciones”.  Esto nos permite ser agradecidos con el Señor que nos ha sostenido en el bien y saber también pedir perdón y reparar lo que hubiéramos podido culpablemente provocar.  En ambos casos, lo importante es mantenernos “en presencia de Dios”.
Finalmente el Padre Chaminade le devuelve a Adela el asunto: solo en el interior de cada ser humano y en la intimidad con el Señor tiene lugar el encuentro con la verdad auténtica y profunda de cada persona. “Ni los elogios nos hacen más virtuosos, ni las críticas quitan nada de la rectitud y la simplicidad de las acciones realizadas sólo por Dios y para Dios”.
 
Desde esta perspectiva es que es posible, en medio de las murmuraciones y las críticas, mantener la paz y no quedar paralizados.  Aun cuando en un primer momento la tristeza y la confusión pudieran hacerse presentes, el Padre Chaminade nos invita también a nosotros cuando pasamos por situaciones semejantes, a mantener la serenidad y encontrar sólo en Dios nuestro apoyo y nuestra fuerza. Y en los consejos a la Madre Adela, podemos encontrar también nosotros hoy orientaciones concretas para vivir en estas circunstancias, que nunca faltarán en la vida de quien intenta vivir su vida y su misión con honestidad y rectitud.

Señor Jesús,
cuando los chismes y las críticas injustas
nos entristecen y desalientan,
ayudanos a mantenernos en tu Presencia
y a reconocer solo en Ti nuestro apoyo y nuestra fuerza.

Señor Jesús,
cuando nuestro corazón se rebela y reacciona
frente a la maldad de las habladurías,
suscita en nosotros el deseo de abrir nuestro corazón
para rezar y bendecir a las personas que con sus chismes tanto daño nos hacen.

Señor Jesús,
danos el coraje para saber examinar nuestras propias acciones,
reconociendo nuestra responsabilidad y nuestros errores,
y animándonos a cambiar y transformar aquello que sea necesario,
para que nuestras intenciones profundas se sostengan siempre en tu Palabra.

Señor Jesús,
que sufriste el desprecio y el rechazo de tus contemporáneos,
que fuiste malentendido y calumniado por ser fiel a tu misión,
cuando experimentemos en nuestras vidas circunstancias semejantes
danos la serenidad y la paz para seguir siendo fieles y honestos hasta el final.

Amén.
AT sm


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