domingo, 19 de enero de 2014

“Todo te parecerá posible si la fe te hace verte como un delegado de Jesucristo. Tendrás las gracias necesarias para desempeñar esa delegación, es decir, las gracias de soledad, recogimiento interior, celo, abnegación de ti mismo y entrega total a la obra del Señor.” (Carta 1117 - 12 febrero 1839. A Clouzet).


La chamifrase 114 – Domingo 19 de enero

“Todo te parecerá posible si la fe te hace verte como un delegado de Jesucristo. Tendrás las gracias necesarias para desempeñar esa delegación, es decir, las gracias de soledad, recogimiento interior, celo, abnegación de ti mismo y entrega total a la obra del Señor.” (Carta 1117 - 12 febrero 1839. A Clouzet).

El Padre Chaminade apela a la fe de uno de sus discípulos a la hora de animarlo en la tarea encomendada.  La situación no es fácil para el Sr. Clouzet, quien tiene las mejores condiciones para asumir el cargo, pero ha sido criticado en su testimonio religioso negativamente por sus hermanos y tendrá que intervenir tomando decisiones que consoliden el orden administrativo de la misión de Saint Remy.  La clave para Guillermo José está en considerar con espíritu de fe que la misión asignada no es una cuestión meramente institucional sino una verdadera delegación de Jesús.  Y esto es fuerte, pensando en que el Sr. Clouzet se va a dedicar especialmente a los “asuntos temporales”.  

Este consejo nace de la larga experiencia de Guillermo José, desde su juventud en el Colegio de San Carlos, donde ejercía además de las funciones educativas y sacerdotales, el cargo de administrador.  Animar y gestionar no son acciones opuestas o incompatibles, sino necesariamente convergentes y complementarias. Ciertamente para poder considerarlo y asumirlo concretamente de esta manera, hace falta que no se pierda de vista el origen de la responsabilidad que se asume: “es una delegación de Jesucristo”. Y para eso hace falta la mirada de fe que nos ayuda a considerar nuestro trabajo cotidiano como una misión delegada por Jesús.  De esta manera también uno está abierto a recibir las gracias que necesita para llevar adelante esta “delegación”.

Si uno se queda solamente en la formación académica, en la experiencia acumulada o en las capacidades naturales exigidas para desarrollar tal o cual responsabilidad (todos requisitos obviamente necesarios) no se abrirá a recibir las gracias que vienen de Aquel que te ha llamado a ejercer esa misión.  Esas gracias pueden parecer demasiado “espirituales” a la hora de pensar en una tarea de gestión como la que tenía que asumir el Sr. Clouzet.  Pero el Padre Chaminade sabe bien qué se necesita y por eso le asegura que si es capaz de reconocer en la fe que su trabajo es una delegación de Jesús, podrá tener las gracias necesarias: la soledad y el recogimiento interior (para poder mirar la realidad serenamente y tomar decisiones nacidas de un profundo discernimiento), el celo (para que los sentimientos de Jesús y su pasión por el Reino sean el motor del trabajo cotidiano); la abnegación de sí mismo (para trascender del egoísmo natural y la propia “realización personal”, sumándose a la misión común de los seguidores de Jesús) y la entrega total a la obra del Señor.

Guillermo José da un paso más ya no se trata de sostener solamente una motivación interior de fe sino que debe la misma debe traslucirse en el testimonio de vida. Por eso le pide a Clouzet que por todas partes puedas decir con la misma sinceridad que San Pablo: No cumplo tal o cual función más que por Jesucristo”.

En estos tiempos, donde tanto la rutina como la vorágine de asuntos a resolver a nivel de la gestión de nuestras obras e instituciones atentan contra el sentido último de nuestro trabajo cotidiano, escuchemos a nuestro Padre y Fundador que hoy también nos dice a nosotros: “Todo te parecerá posible si la fe te hace verte como un delegado de Jesucristo”. Si asumimos esta mirada, tendremos las gracias necesarias y nos animaremos también a encarnar en nuestra vida la presencia de Aquel que nos ha delegado continuar su misión en nuestro trabajo cotidiano, sea cual fuere la función que nos toque realizar.

 

Señor Jesús,

gracias por invitarme a reconocer en la fe

que mi trabajo cotidiano es una “delegación” tuya,

para que con mis actitudes y mis acciones

continúe con alegría tu misión.

 

Señor Jesús,

concédeme las gracias necesarias para ser tu “delegado”:

la soledad y el recogimiento interior,

el celo, la abnegación de mí mismo

y la entrega total a tu obra.

 

Señor Jesús,

que esta motivación interior se manifieste y se haga testimonio,

y así por todas partes pueda decir

“con la misma sinceridad que San Pablo:

no cumplo tal o cual función más que por Jesucristo”.

 

Señor Jesús,

cuando la rutina y la maraña de cuestiones burocráticas

alimenten la tentación de dejar las responsabilidades asumidas,

aumenta mi fe para que pueda considerar que todo es posible

si soy capaz de reconocerme como tu “delegado”.

 

Amén

AT sm

 

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miércoles, 15 de enero de 2014

“Terminará la oración pidiendo a Dios que le conceda la gracia de mantenerse durante todo el día en el recogimiento y de obrar solo por motivos de fe, etc.” (Carta 9 - 27 de mayo de 1796. A la señorita de Lamourous)


La chamifrase 113 – Miércoles 15 de enero  - Taller de Oración X

“Terminará la oración pidiendo a Dios que le conceda  la gracia de mantenerse durante todo el día en el recogimiento y de obrar solo por motivos de fe, etc.” (Carta 9 - 27 de mayo de 1796.  A la señorita de Lamourous)

 La conclusión de la oración es un paso breve pero muy importante, ya que de alguna manera asegura que el fruto que hemos encontrado en la misma se encarne en nuestra vida y no se pierda.  Por otro lado, si todos los pasos previos al cuerpo de la oración constituyen como un camino para ponerse en sintonía con el Señor y llegar al encuentro íntimo con Él, la conclusión es como la despedida de ese encuentro y el momento para tomar conciencia de lo que nos ha dejado en el corazón.

Esta etapa de la conclusión de la oración es muy sencilla y para el Padre Chaminade comprende cuatro pasos:

  1. Damos gracias a Dios por este tiempo de oración transcurrido, por las luces de las consideraciones,  los deseos y sentimientos suscitados por los afectos y por las resoluciones que harán que su Palabra se haga vida en nosotros.  En tiempos de sequedad y desolación, también damos gracias a Dios, porque aunque la oración haya sido poco creativa y emotiva, el solo poder estar y permanecer en su Presencia es un gran don para nuestra vida.
  2. Pedimos perdón al Señor por nuestra falta de apertura y de docilidad al Espíritu, por no haber tomado realmente en serio algunas de sus mociones y porque a veces nos hemos negado a ellas interiormente poniendo deliberadamente obstáculos y resistencias.
  3. Ponemos en manos del Señor y de la Virgen María los frutos de la oración, lo que hemos experimentado en ella, y les pedimos que conserven esa gracia en nosotros
  4. Formulamos una pequeña frase síntesis que nos ayude durante el día a recordar la gracia que hemos recibido en la oración y a mantenerla activa en nuestro interior. Puede ser también una serie de palabras (a esto lo llamaba el Padre Chaminade “ramillete espiritual”), o una imagen, o el estribillo de una canción,… que me ayuden a encarnar los frutos de la oración en mi vida cotidiana.

 

Guillermo José invitaba también a poner los frutos de la oración en un Santo protector.  No dudemos en pedirle a él mismo,  nuestro Beato Padre y Fundador, que nos ayude cada día a profundizar nuestra experiencia interior, y que sea nuestro verdadero Maestro de oración.

 

Gracias Señor por este encuentro

de amistad contigo en la oración.

Gracias por tu Presencia que me anima y sostiene,

gracias por tu Palabra que ilumina mi discernimiento,

gracias por tu Espíritu que no deja de sugerirme tus caminos.

Perdón Señor porque sigo sosteniendo resistencias a tu gracia

y no me entrego totalmente en tus brazos.

Dame la gracia de la docilidad a tu Espíritu y

ayúdame a comprometerme cada día encarnando

los frutos que nuestro encuentro deja en mi interior.

Amén

ATsm

 

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domingo, 12 de enero de 2014

"Permanezcamos con confianza en los brazos de la misericordia divina y de la Madre de esta misericordia”. (Carta 687 - 17 Mayo 1833. Al P. Lalanne)


La chamifrase de la semana 112 – Domingo 12 de enero
"Permanezcamos con confianza en los brazos de la misericordia divina y de la Madre de esta misericordia”. (Carta 687 - 17 Mayo 1833. Al P. Lalanne)

El Padre Chaminade contesta con una mirada compasiva y con ternura paternal a una carta del Padre Lalanne, uno de sus primeros discípulos, que tanto le ha hecho y le hará sufrir, pero que también una y otra vez vuelve a reconocer sus errores y a confesar arrepentido su debilidad personal. 

Guillermo José, que conoce su corazón, parte de la propia experiencia interior de Lalanne, y afirma: Una línea de su carta me parece que debe ser resaltada: "Todos mis presentimientos son negros... he ofendido demasiado a Dios".  Ante esa declaración, bien podría el Fundador haberle dicho: Te lo advertí, tantas veces te pedí que recapacitaras, esto te pasa por ser soberbio y no escuchar, y por tus culpas bien merecido tienes este tiempo de oscuridad y desolación.  Pero no.  Le responde desde su propia experiencia interior (notemos que se implica en el consejo hablando en “nosotros”): “Permanezcamos con confianza en los brazos de la misericordia divina y de la Madre de esta misericordia”, sin negar la realidad de nuestro pecado y sus consecuencias, y por eso agrega: “con sumisión a todos los efectos de su justicia, por terrible que sea la justicia, porque los efectos son atemperados por la misericordia!”

Y vuelve a recordarle: “¡Oh! sí, querido hijo, le seguiré diciendo; haga la voluntad de Dios; es el cumplimiento de esa muy justa y muy amable voluntad, la que lleva la paz y la alegría al alma”. Y ¿cuál es “la voluntad de Dios” que cumpliéndola te llena de paz y de alegría? Sencillamente el volver a Él y permanecer en sus brazos de misericordia. Porque somos sus hijos, y Él no deja de esperarnos y recibirnos con su ternura.

El Papa Francisco nos lo recuerda permanentemente desde el inicio de su pontificado, y lo reafirma con estas palabras que son una invitación siempre actual: Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor». Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil

maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores». ¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido! Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a

perdonar «setenta veces siete» (Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante!”(Evangelii Gaudium 3)

Animados por el Papa Francisco renovemos en nuestra vida la invitación de nuestro Padre y Fundador: “Permanezcamos con confianza en los brazos de la misericordia divina”… con la ayuda siempre presente  “de la Madre de esta misericordia”.

 

A través de la “oración del corazón”, permanezcamos con confianza y serenidad en los brazos de la misericordia divina, repitiendo pausadamente en nuestra mente y en nuestro corazón, en diversos momentos del día:

 

En tus brazos estoy, Señor

En tus brazos quiero permanecer.
                                                                                               AT sm

 

 

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viernes, 10 de enero de 2014

“Sé toda para todas, sé una verdadera madre para todas tus Hermanas. Que todas encuentren en ti luz y consuelo. Es preciso que estén segurísimas de que siempre te encontrarán dispuesta a recibirlas” (Carta 78 - 29 noviembre 1816. A Adela de Trenquelléon).

La chamifrase 111 – Viernes 10 de enero – ESPECIAL – Aniversario Madre Adela

“Sé toda para todas, sé una verdadera madre para todas tus Hermanas. Que todas encuentren en ti luz y consuelo. Es preciso que estén segurísimas de que siempre te encontrarán dispuesta a recibirlas” (Carta 78 - 29 noviembre 1816. A Adela de Trenquelléon).

El Padre Chaminade y la Madre Adela tuvieron una profunda relación que está en el fundamento de nuestra historia como Familia Marianista. Podríamos decir que se conocieron por casualidad.  Es más, ni siquiera se encontraron directamente.  La madre de Adela se encontró con el Sr. Lafon, congregante de Burdeos.  Ella le habló de su hija y de su Asociación, y él le habló del Padre Chaminade y su Congregación de Burdeos que crecía y se expandía.  Así comenzó una relación epistolar en 1808.  Tímidamente Adela le presenta a Guillermo José su actividad y Guillermo José le invita a formar parte de su organización.  Serán años difíciles, por la supresión de la Congregación en Burdeos.  Pero ambos seguirán profundizando su relación hasta coincidir en un proyecto común: la necesidad de la vida religiosa en el corazón de la Familia Marianista. Finalmente el sueño se hizo realidad en 1816 con Adela a la cabeza en el Refugio de Agen y un año más tarde en Burdeos con la primera comunidad religiosa masculina.
Adela considera al Padre Chaminade como un verdadero padre espiritual. Le confía su corazón y es guiada por él en los caminos del Espíritu.  Guillermo José la quiere también entrañablemente como una verdadera hija que el Señor le regaló.  Se llevan 28 años de diferencia. Cuando comienzan su relación epistolar ella está por cumplir veinte años y él es un hombre maduro con mucha experiencia de vida.  Esta diferencia de edad no será un obstáculo a la hora de ser “socios” en el querido Proyecto de la vida religiosa marianista.  En sus cartas encontramos desde las más profundas confesiones de fe hasta cuestiones “mundanas” como el pedido del Padre Chaminade para que Adela le haga publicidad y le venda en su zona unos toneles del vino producido en su finca de San Lorenzo.  El acompañamiento personal del Padre Chaminade, antes y especialmente después de la fundación de las religiosas marianistas, nos revelan una relación en la que el Espíritu se fue manifestando y consolidando nuestro carisma marianista.  Guillermo José comparte con ella su experiencia en la animación de los demás, y es de alguna manera también su consejero y formador. El conocimiento y la presencia de Adela en nuestra Familia Marianista es todavía pobre y anecdótico, un buen camino para acercarnos a ella es a través de su relación con el Padre Chaminade.
Adela muere joven, cuando el Proyecto todavía tiene mucho por concretarse.  Nos imaginamos el dolor de Guillermo José y a la vez su espíritu de fe para continuar animando a las hermanas marianistas a seguir con fidelidad lo que pudieron contemplar como testimonio en la vida de Adela. 
La madre de Adela, le escribe al Padre Chaminade estas líneas que sintetizan bien lo que ella significó para el Fundador:
Reverendo Padre: estaba convencida de lo que lamentaría Usted la muerte de nuestra hija común, suya de manera espiritual y mía par naturaleza. Nos parecía que hubiera podido aún ser útil en la tierra para la obra de Dios; pero el Señor no lo ha juzgado así, y si, según parece, está en su seno o lo estará muy pronto, será una activa protectora: ¡lo era ya tanto en la tierra!”.
El Padre Chaminade sobrevivió a su hija espiritual más de veinte años, sin dejar hasta el final de luchar para que la Familia Marianista siguiera creciendo y no se apartara del carisma inspirado por el Espíritu.  Adela lo siguió acompañando con su intercesión desde la presencia de Dios.  Hoy ambos nos siguen acompañando para que nosotros, sus hijos e hijas, podamos vivir con fidelidad creativa el don del carisma marianista.

Unidos a la Familia Marianista recemos por la pronta beatificación de la Madre Adela:

Oh Dios, fuente de toda vida y santidad
te damos gracias por el ardiente espíritu misionero
y el amor filial a María
que infundiste en el corazón de tu sierva
Adela de Trenquelleón.
En el breve curso de su existencia,
trabajó con entusiasmo y perseverancia
para acrecentar la fe
y el amor a Cristo y a su Madre
en todos los ambientes,
especialmente entre los jóvenes
y los más necesitados.
Concédenos Señor que, como ella, seamos
signos de tu amor entre nuestros hermanos
Y, a fin de que tu sierva sea glorificada en tu Iglesia,
otórganos, por su intercesión,  las gracias que te pedimos.
Amén.

ATsm


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miércoles, 8 de enero de 2014

“Los temas de meditación son muy buenos. Todo consiste esencialmente en que haga un uso tal de la fe, que lo una de algún modo y, sin embargo, muy realmente, tanto con los misterios como con las verdades de fe que le sirven de temas de meditación”. (Carta 977 - Bordeaux 1-3 Julio 1837. Al Sr. Chevaux)

La chamifrase 110 – Miércoles 8 de enero  - TALLER DE ORACIÓN IX

“Los temas de meditación son muy buenos. Todo consiste esencialmente en que haga un uso tal de la fe, que lo una de algún modo y, sin embargo, muy realmente, tanto con los misterios como con las verdades de fe que le sirven de temas de meditación”. (Carta 977 - Bordeaux 1-3 Julio 1837. Al Sr. Chevaux)
Todos los pasos anteriores que fuimos recorriendo en este Taller de Oración constituyen la preparación para llegar al “cuerpo” de la oración.  Ciertamente los pasos previos van abriendo puertas que nos disponen finalmente al encuentro personal con el Señor.
En primer lugar hay que dar lugar a las “consideraciones”. Trayendo nuevamente a la memoria el tema de la oración elegido previamente, ya sea una verdad de fe o un misterio de la vida de Jesús.  La Palabra de Dios ilumina y da consistencia a estas consideraciones que buscan encontrar significados, importancia, aplicaciones del tema de meditación elegido. La reflexión nos ayuda a examinar el sentido de las palabras que enuncian una verdad de fe y la imaginación nos ayuda a realizar una composición de lugar para meditar en un misterio de la vida de Jesús.  En todo caso, si bien “aplicamos” con estas consideraciones nuestra capacidad intelectual y comprensiva, lo hacemos siempre en actitud de escucha atenta y abierta a las mociones del Espíritu Santo.  Debemos tener cuidado de confundir este método de “oración mental” con un ejercicio de reflexión intelectual o de elucubración teológica.  Es un tiempo dedicado al encuentro con el Señor, y las consideraciones sobre el tema elegido nos ayudan a entrar en ese misterio de intimidad con Él que llamamos oración.
Si este coloquio está bien encaminado y la fe es la luz que guía el camino, a las consideraciones seguirán los “afectos”, que manifestarán la reacción de nuestro corazón y nuestra necesidad de expresar al Señor nuestras disposiciones interiores que se convierten en alabanza, bendición o acción de gracias.  La manifestación de los afectos es también un camino para incorporar los mismos sentimientos de Jesús y crecer poco a poco por cercanía con su presencia en la conformidad con Él.
“Consideraciones” y “afectos”, que metodológicamente se suceden, comienzan a integrarse cuando llegamos a ese momento de la oración que podemos llamar simplemente “el conversar familiarmente con el Señor”.
Finalmente, porque la oración no es algo descolgado de nuestra vida, sino que debe justamente marcarla profundamente, es que damos pasos a las “resoluciones” o decisiones para llevar a la vida concreta el fruto de nuestra oración.  Como en toda la oración, no se trata de un ejercicio ascético y de “elegir” una acción concreta, sino dejar que el Espíritu nos la inspire.  Estas resoluciones deben tener tres características: ser concretas, de inmediata aplicación y fácilmente recordable o repetible. 
Así es como siguiendo este camino, la Palabra de Dios, rumiada con las resoluciones y los afectos se convierte poco a poco a través de las resoluciones en convicciones de fe arraigadas en nuestro corazón y manifiesta interiormente en la unión con Jesús a través de la vivencia de sus propios sentimientos.
Es cierto que el Padre Chaminade, no siempre describe el método exactamente de la misma manera, pero fundamentalmente, éste es el esquema que propone para el cuerpo de la oración (CF. Escritos de Oración 199). ¿Nos animamos a seguir incorporando este “método común” de oración que nos regaló nuestro Padre y Fundador?

Compartimos a modo de ejemplo, recordando que este paso del “cuerpo de la oración” tiene que estar abierto a la inspiración del Espíritu desde la experiencia de cada persona

Hemos elegido meditar sobre un misterio de la vida de Jesús: “El nacimiento en Belén”.
Consideraciones: Dios que desde siempre habló por medio de los profetas finalmente se encarnó y se hizo hombre.  El Omnipotente y eterno nació en la pequeñez y la fragilidad de un niño recién nacido. El Evangelio de Lucas lo atestigua: “Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.” (Lc 2, 6-7).
Si quiero encontrar al Señor tengo que ir a buscarlo al pesebre, en la sencillez y en la humildad.  Es allí donde la Luz me espera para nacer también en mi vida.  ¿Habrá lugar en mi corazón para que pueda nacer?...  …
Afectos: Contemplar al niño recién nacido en el pesebre, conmueve mi corazón, me llena de ternura, y aparece el deseo profundo de dar gracias.  Gracias Señor porque siendo rico te hiciste pobre, porque siendo inmenso te hiciste pequeño, porque siendo fuerte te hiciste frágil,… Gracias Señor por haber elegido nacer en el pesebre. Aquí Señor tienes mi corazón.  Necesito que vuelvas a nacer en él…
Resoluciones: En este semana dedicaré todos los días diez minutos al final del día para reconocer y darte gracias por tu presencia sencilla y cotidiana en mi vida (en el encuentro con otras personas, en los sentimientos que animaron mi día, en los pequeños acontecimientos cotidianos, etc.).

ATsm
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domingo, 5 de enero de 2014

“Cuida tu salud” (Carta 288 - 17 mayo 1824. Al P. Caillet).

La chamifrase 109 – Domingo 5 de enero

“Cuida tu salud”  (Carta 288 - 17 mayo 1824. Al P. Caillet).


Esta es una frase repetida en las cartas del Padre Chaminade. Una y otra vez recuerda a sus discípulos, enviados por él mismo a la misión e impregnados de su impronta apostólica, que es necesario cuidar la salud.  Encontramos así numerosas referencias en sus cartas que expresan esta inquietud. (Cf. Cartas 99, 217, 269, 288, 311, 560, 633, 1066, 1264, etc.).
Llama la atención en primer lugar su preocupación de que la pobreza a la que invita vivir con radicalidad cause efectos negativos en la salud de sus discípulos. A la Madre Adela en los primeros años de la fundación le aconseja que “a pesar de la pobreza de tu comunidad, cuida de que la alimentación sea siempre sana y suficiente. Está bien sentir la pobreza pero no en lo referente a la salud “. (Carta 99 - 19 junio 1818). Y al Hno Clouzet, dedicado a los Asuntos Temporales le pide: “economiza lo más posible pero cuida la salud de tus Hermanos y la tuya propia”. (Carta 269 - 27 enero 1824).
En relación a las prácticas de penitencia, tan comunes en la espiritualidad de su época, advierte también que no es bueno dejarse llevar por fervores no inspirados por Dios que terminan banalizando las mismas prácticas ascéticas y causando problemas de salud (Cf. Carta 633 al P. Léon Meyer).
En general Guillermo José es muy sensato y su consejo tiene mucho de sentido común. Así lo expresa al P. Caillet:“Cuida tu salud. Toma sin escrúpulos todo el alimento que necesites para hacer tus trabajos. Tómate también un descanso suficiente: las largas veladas te pondrían fuera de combate para dedicarte a la oración, de la que tanta necesidad tienes dadas las dificultades que debes vencer” (Carta 288 – 17 de  mayo 1824); y también al P. Chevaux: “Prudencia, entrega, cuidado razonable de su salud, esa es, querido hijo, la última conclusión de esta carta” (Carta 1264, 29 de diciembre 1841).
Tanta importancia le da al tema, que cuando el consejo preventivo y la advertencia paternal no causa efecto, no duda en ordenarlo, como en alguna ocasión a la Madre San Vicente: Cuida tu salud, y no veas en esto una advertencia o una invitación, sino una orden que creo que debo darte”  (Carta 560 - 15 noviembre 1830).
Cuando orienta a algunos hermanos o hermanas a quienes ha pedido el servicio de la animación de sus comunidades, les recuerda que deben cuidar en sus hermanos continuamente no sólo la salud de su alma y su progreso en la virtud, sino también su salud corporal” (Carta 311 - 22 agosto 1824. A la Madre Encarnación).
Con la Madre Adela, es un tema que se repite periódicamente, dada la fragilidad de su salud y su permanente entrega a la misión a veces más allá de sus fuerzas.  Para asegurarse que le obedece, nombra a otra hermana “guía de su salud” (Carta 217) para que le cuide y le informe de su estado
El mismo Padre Chaminade, a pesar del intenso trabajo que tenía, incluyendo sus viajes y animando la Familia marianista, en lo espiritual y en la gestión concreta y cotidiana del desarrollo de las fundaciones de nuevas obras, tenía que cuidarse periódicamente sobre todo en invierno, época en la cual pasaba habitualmente un tiempo de reposo causado por los catarros y complicaciones respiratorias.
La preocupación de Guillermo José es también actual y podemos tomarla referida también a nosotros: “Cuida tu salud”.  Es una responsabilidad personal de cada uno cuidar la propia salud y una responsabilidad fraterna cuidar la salud de los hermanos, pero siempre desde el espíritu de donde nacía la inquietud de nuestro Padre y Fundador. Necesitamos cuidar la salud, para poder sostener una vida profunda de oración y entregarnos con pasión a la misión de María.  Si éste es el espíritu, cuidar de nuestra salud irá mucho más allá de una mera preocupación narcisista y reforzará el sentido de la vida que muchas veces se pierde justamente cuando se pierde la propia salud.
De la mano de Guillermo José, cuidemos nuestra salud, con realismo y sentido común, con prudencia y entrega generosa.

Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida
enséñame a cuidar mi salud y la de mis hermanos,
porque la vida es un regalo que Tú nos ofreces
invitándonos a entregarla para que el Reino siga creciendo.

Espíritu Santo, Tú que sanas con el Amor de Dios
las heridas profundas del corazón,
anímame a cuidar de mi salud interior y afectiva
para que pueda servir con generosidad a los demás.

Espíritu Santo, Paráclito que defiendes mi causa,
ayúdame a discernir lo que me conviene
para que pueda superar los engaños y las trampas
que bloquean el cuidado sincero de mi salud.

Espíritu Santo, espíritu de sabiduría,
ayúdame a escuchar con humildad y reconociendo el amor de los demás,
cuando me dicen “Cuida tu salud”,
y dame fuerzas para asumirlo con alegría y decisión.

Amén

AT sm
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