domingo, 3 de agosto de 2014

“Nos consideramos llamados por María misma a secundarla con todas nuestras fuerzas…”(Carta 1163 - 24 de agosto de 1839. A los predicadores de Retiros)


La chamifrase de la semana 127 – Primera semana de agosto de 2014 – Iniciando la segunda parte del año escolar.

“Nos consideramos llamados por María misma a secundarla con todas nuestras fuerzas…”(Carta 1163 - 24 de agosto de 1839. A los predicadores de Retiros)

Para el Padre Chaminade la presencia de María en nuestra misión educativa es fundamental.  En primer lugar porque es su misma razón de ser. La misión es de María, nosotros hemos sido llamados a secundarla como sus “auxiliares o colaboradores”. Y esta vocación a ser “misioneros de María” se despliega educando,  porque hemos escuchado a María que nos dice “Hagan lo que Él les diga”.  Así en la acción educativa cotidiana concretamos nuestra vocación.  Esta conclusión para nuestro Fundador es tan propia de nuestra Familia, que los primeros religiosos hacían un voto especial: el de enseñanza.  Y así lo explicaba: “Para responder a las palabras de María: Hagan todo lo que Él les diga, este voto llega a todas las clases, sexos y edades, pero sobre todo a la juventud y a los pobres”.

En segundo lugar la presencia de María pasa también por la experiencia personal de cada educador marianista, que como el discípulo amado al pie de la Cruz recibe a María “en su propia casa”, en su propia vida y se deja formar por Ella a imagen de Jesús. Y con Ella se siente llamado a vivir una verdadera “alianza” para ayudarla en su misión.  Esta presencia maternal también la comparte con un profundo sentido comunitario con otros hermanos y hermanas con un particular y característico “espíritu de familia”.
En tercer lugar María es también “nuestra inspiración y nuestro modelo”, y por eso  en nuestra misión educativa nos esforzamos por crecer en sus virtudes: la fe que asume riesgos, la docilidad al Espíritu y la delicadeza humana abierta a toda necesidad.  La ternura de María se manifiesta en la presencia real y activa del educador marianista con las personas y el ámbito en el que ejerce su misión. La disponibilidad para el servicio y la sencillez en la vida personal y comunitaria nos hablan también de una presencia de María que nos ayuda a desarrollar una mirada de fe sobre la realidad, y unos vínculos y un modelo organizacional que superan la mera estructura institucional de nuestros centros educativos. Es por eso que en ellos intentamos reflejar en nuestras relaciones un “estilo mariano” y en nuestra organización “un modelo mariano de Iglesia”.
La presencia de María en la pedagogía propuesta por el Padre Guillermo José Chaminade está íntimamente ligada a nuestra vocación marianista, por eso no puede estar desvinculada de la experiencia personal y comunitaria del educador marianista, y desde allí considerarla como “inspiración y modelo” no es solo una cuestión de imitación piadosa sino de profundo sentido espiritual.  Porque es a través de nuestra acción educativa que concretamente María lleva adelante su misión: dando a luz a Jesús en el corazón de cada uno y en el mundo de hoy.

La expresión sencilla y profunda de la presencia de María en nuestra misión educativa marianista es un buen indicador de que el carisma recibido por nuestro Fundador hace dos siglos, sigue vivo y tiene futuro.

María, Madre nuestra,

somos tus hijos y tus misioneros,

y nos sentimos llamados por Ti misma

a secundarte con todas nuestras fuerzas

en tu misión a través de la educación.

 María, somos tus hijos,

como el discípulo amado te reconocemos como nuestra Madre,

y deseamos que nos formes a imagen de tu Hijo Jesús,

para que motivados por sus mismos sentimientos

seamos testimonio cada día de su Presencia entre nosotros.

 María, somos tus misioneros,

seguimos escuchando con atención tus palabras:

“Hagan lo que Él les diga”,

y con alegría hacemos presente tu ternura maternal

con las personas y en los ámbitos donde concretamos nuestra misión.

 María, somos tu Familia,

y nos comprometemos a que este “espíritu” que nos caracteriza

se encarne en nuestras relaciones y en nuestras planificaciones,

en nuestra estructura institucional y en la toma de decisiones,

y sostenga con sentido nuestro Proyecto Educativo Pastoral.

Amén
                                                                                                        AT sm

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