domingo, 29 de diciembre de 2013

“¡No nos cansemos de tener paciencia!” (Carta 627 - 24 mayo 1832. A Clouzet).

La chamifrase de la semana 107 – Domingo 29 de diciembre de 2013.

“¡No nos cansemos de tener paciencia!” (Carta 627 - 24 mayo 1832. A Clouzet).

La obra educativa de Saint Remy creció y se desarrolló constituyéndose en un verdadero centro evangelizador para toda la zona.  El Padre Chaminade había enviado a varios de los primeros y más destacados religiosos: Lalanne, Clouzet, Chevaux,… Se suceden las dificultades administrativas y económicas, pero lo más difícil es lograr que todos los hermanos, más allá de sus valiosos aportes personales, avancen construyendo un camino común.
No faltan caprichos, justificaciones a la “libertad y autonomía personal”, sentimientos de no ser reconocido adecuadamente, demandas nacidas de las propias compulsiones, celos, comentarios por detrás,… y no falta además quien  con “sólidos argumentos autojustificadores”: “se corta solo”.  ¿Pero cómo esta gente con tantos dones, con tantas capacidades, con tanta experiencia en la conducción de otras personas,… no pueden darse cuenta que caen permanentemente en estas trampas y no son auténticamente libres a la hora de tirar del mismo carro? ¿Cómo es que con tantas posibilidades de crecimiento personal y con tanta experiencia en el guiar a otros no pueden guiarse a sí mismos?
Se repiten las cartas de Clouzet al Fundador, quien le pide una y otra vez: ¡paciencia!. Paciencia con los demás y paciencia consigo mismo, porque claro que Clouzet también tendría lo suyo. Y no solo paciencia, sino además no cansarse de tener paciencia.  Bien conocía el Padre Chaminade también la poesía de Santa Teresa que afirma: “la paciencia todo lo alcanza”.
Guillermo José conoce muy bien que las mayores dificultades en la andadura del Proyecto misionero que le ha sido inspirado son las mismas personas con las que cuenta.  Para las dificultades de otro tipo se encuentran solución con una gestión creativa o se las pone en las manos de la Providencia.  Pero el complejo entramado de los sentimientos y actitudes humanas son un verdadero misterio… nunca se sabe cuándo cada persona dejará descansar finalmente sus insatisfacciones internas en las manos del Señor y se dejará conducir verdaderamente por el Espíritu.  Y no es cuestión de una decisión puntual, sino un proceso que una y otra vez nos reclama la vida cuando la vivimos con autenticidad y aceptación de las propias limitaciones.  No importan los títulos obtenidos, los cargos ocupados, ni siquiera la experiencia adquirida,… todas las personas necesitamos una y otra vez transformarnos a imagen del hombre nuevo desvitalizando el hombre viejo que no se resigna abandonarnos. 
Con nuestro Padre y Fundador, sepamos poner la mira en el horizonte que el Espíritu nos abre, y cuando nos toque animar a otras personas en la comunidad, en el trabajo, en una institución, “no nos cansemos de tener paciencia”.

Señor Jesús que aprendiste a ser paciente con tus discípulos,
sabiendo esperar sus tiempos
y aceptando la dificultad de transformar sus propias visiones
para vivir con libertad la lógica de tu Reino,
ayúdame a crecer en la capacidad de ser paciente
conmigo mismo y con los demás,
y que en las situaciones en las que me toca animar a otras personas,
nunca me canse de tener paciencia,
así como Tú nunca te cansas de tenerme paciencia.
Amén

ATsm


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