domingo, 13 de enero de 2013

“La fe es en nosotros un enérgico resorte” (Carta 192 - 22 marzo 1822. A Adela de Trenquelléon).


La chamifrase de la semana 60 – Domingo 13 de enero de 2013. Fiesta del Bautismo del Señor


El Padre Chaminade escribe a la Madre Adela respondiendo a varias inquietudes que ella le había presentado en cuanto al acompañamiento de sus hermanas.  Al hablar de las “personas reacias” el Fundador las define como aquellas “que no tienen en sí misma un resorte que las mueva, que las impulse, que las estimule”.
Y es allí que sugiriendo un remedio para que Adela las ayude en su camino es que nos regala esta hermosa definición metafórica de la fe.  “La fe es un enérgico resorte” que moviliza, impulsa, estimula, motoriza nuestra vida.
Ahora cabe preguntarnos ¿Cuál es esa fe que se convierte en nuestra vida en un enérgico resorte? Porque decimos que somos creyentes, que la fe es muy importante en nuestra vida,… pero no pocas veces somos también “personas reacias” al cambio, a la transformación interior, a la conversión.

La fe que es un “enérgico resorte” es la fe que nace de un encuentro profundo e íntimo con el Señor Jesús, de la experiencia de amistad con ÉL, de la convicción que en Él somos también hijos amados del Padre Dios.
La fe que es un “enérgico resorte” es la fe que hunde sus raíces en nuestro corazón, ilumina nuestras sombras interiores y sana nuestras heridas profundas.

La fe que es un “enérgico resorte” es la fe que se alimenta de la Palabra y de la Eucaristía, que se hace más honda en el silencio  y en la oración, y que se consolida en la vida compartida con los hermanos.

La fe que es un “enérgico resorte” es la fe que se permite reconocer a Dios más allá del Templo: en la Creación que habitamos, en la historia que transitamos y en  el rostro de los hermanos, especialmente en el de los más pobres y excluidos.

La fe que es un “enérgico resorte” es la fe que no se guarda ni se hace devoción en sí misma, sino que se expande y se comunica en la misión.

La fe que es un “enérgico resorte” es la fe que no se resigna a “lo que hay”, sino que es puerta siempre abierta para despertar nuevas posibilidades.

Pidamos al Señor que nos regale esta fe:  la fe que es un “enérgico resorte” .  La fe que impulsó y fue el motor de nuestros Fundadores, el Padre Guillermo y la Madre Adela. Para que así podamos vivir de la fe y actuar por ella, y ayudar a los demás “a no obrar más que por la fe, a no vivir más que de la fe”.

Señor Jesús,
necesito que tu Espíritu suscite en mí
la fe que es un enérgico resorte,
la fe que impulse, estimule y movilice mi vida.

Señor Jesús,
creo en Ti, quiero seguir tus huellas,
pero la mediocridad me inmoviliza
y no dejo que tu Presencia transforme mi corazón.

Señor Jesús,
no quiero vivir más que de la fe,
no quiero actuar más que por la fe,
dame la gracia de hacer de este deseo un compromiso cotidiano.

Señor Jesús,
sé que estás siempre a la puerta esperando,
quiero abrirte y volver a experimentar tu amistad,
porque solo en Ti se puede sostener la fe que es un enérgico resorte.

Amén

AT sm

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domingo, 6 de enero de 2013

“Cuando se tiene a Dios, se tiene todo. En cambio, cuando uno tiene todo sin tener a Dios, sólo tiene inquietud, amargura, remordimiento y desesperación” (Carta 384 - 18 diciembre 1825. A un religioso de la Compañía)

La chamifrase de la semana 59 – Domingo 6 de enero de 2013. Solemnidad de la Epifanía del Señor


Al final de una larga carta en la que el Padre Chaminade responde a un religioso marianista que estaba en una profunda crisis vocacional y existencial, encontramos esta afirmación clara y contundente.  Sin haber escatimado esfuerzo en desarrollar los argumentos racionales y espirituales necesarios para movilizar al remitente y ayudarlo a discernir su situación, no puede Guillermo José finalizar su orientación sin apelar al argumento esencial en la vida de cualquier persona creyente. Es el argumento de la fe.  Es una llamada a despertar del sopor de la crisis y preguntarse con honestidad: ¿Qué lugar tiene realmente Dios en mi vida?
Y sin decirlo ni aplicarlo directamente a la vida del religioso a quien estaba ayudando a fluir de una situación aparentemente sin salida, pero dejando la puerta abierta para que él mismo lo haga, afirma con la autoridad de su propio testimonio personal: “Cuando se tiene a Dios, se tiene todo”.

Esta persona en cuestión experimentaba inquietud porque quizás en otra situación vital podría acceder a otro status (con la “intención” de ofrecer mayor bien a la Iglesia), cierta amargura porque no encontraba satisfacción en su vida, remordimiento al pensar que la causa de su estado podría haber sido su propia infidelidad, y la desesperación al no poder ver un horizonte muy lejano. 

El Fundador lo ayuda a darse cuenta que esos estados anímicos no desaparecerán mientras siga pensando que sus necesidades pasan por tener mayor reconocimiento social o eclesial.  Puede seguir intentando tenerlo todo, pero mientras no tenga a Dios como su mayor tesoro difícilmente podrá ser feliz.  O dicho de otro modo, “tenerlo todo” de verdad.

¿Pero es que entonces hay que “dejarlo todo”  para ser feliz? La radicalidad de la vida cristiana para la Familia Marianista no pasa por renunciar a todos los “bienes” de este mundo. Los necesitamos para cumplir nuestra misión en el corazón del mismo mundo.  Pero cuando ellos se convierten en el “todo” que deseamos, buscamos, necesitamos… aunque sean buenos y honestos, aunque sean opciones “evangélicas”… la inquietud, la amargura, el remordimiento y la desesperación comienzan a echar raíces en nuestro interior. 

La afirmación de nuestro Padre y Fundador es también hoy una llamada para nosotros.  Si estamos en una situación similar a la del religioso que recibió esta carta, puede ser una llamada a despertar y a reenfocar nuestra vida. Si estamos en un tiempo de crecimiento y plenitud nos ayudará a reconocer agradecidos el fundamento de esta situación de bonanza.  Y si estamos en una etapa de la vida en la que sentimos que seguimos adelante sin grandes preocupaciones pero a la vez sin fuertes motivaciones a crecer y transformar nuestras vidas, también nos viene bien preguntarnos : ¿Qué lugar tiene realmente Dios en mi vida?.

Te invito a buscar un rato de silencio para mirar tu vida hoy,… y preguntarte con serenidad: ¿Qué lugar tiene realmente Dios en mi vida?

Y al finalizar tu reflexión personal, orar sencillamente repitiendo en tu interior:

Señor Jesús
busco en tantas cosas “tenerlo todo”,
ayúdame a tenerte a Ti, y así realmente tenerlo todo.
Amén
AT sm

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domingo, 30 de diciembre de 2012

“Te deseo que en este inicio de un nuevo año el hombre interior en ti se renueve y adquiera fuerzas suficientes para combatir al hombre viejo” (Carta 612 - 30 diciembre 1831. A M. Clouzet)


El Padre Chaminade aprovecha una carta escrita a fin de año a M. Clouzet, director general de la obra de Saint Remy, para animarlo a seguir profundizando su vida de fe.  M. Clouzet fue uno de los primeros religiosos de la Compañía de María, muy respetado por el mismo Fundador y fiel a su vocación marianista hasta el final.

El cambio de año y su correspondiente vivencia existencial de que algo termina y algo nuevo comienza, es una buena ocasión para renovar con decisión el propio camino de la vida cristiana.  Y no se trata solamente de hacer un balance del año que termina o de plantearse algunos buenos deseos para el año que comienza.

Para Guillermo José se trata de tomar conciencia que el proceso de conversión personal dura toda la vida.  Y tomando de la teología paulina esta imagen del hombre viejo y del hombre nuevo, tan cara a sus reflexiones espirituales, anima a su discípulo a seguir “renovándose constantemente a imagen de su Creador”, (Col.3,10), teniendo como modelo a Cristo, ya que “de Él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo dejándose arrastrar por los deseos engañosos, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad (Ef. 4,22.24).

Ciertamente este proceso de conversión necesita de la gracia de Dios pero también de nuestra decisión y nuestro esfuerzo personal. Así se podrá: “tener al hombre viejo siempre sujeto y llegar a crucificarle: en una palabra, que puedas llegar a ser un hombre de fe”.  Para Guillermo José el hombre interior es el hombre nuevo, y es el hombre de fe que tanto le desvela animar y despertar en los miembros de su Familia marianista.

Todos sabemos por nuestra propia experiencia lo que nos cuesta cambiar y sentimos el fracaso por las veces que nos hemos propuesto crecer y convertirnos en algún aspecto de nuestra vida y no lo hemos conseguido.  El Padre Chaminade también lo sabe, y por eso además del consejo le ofrece a M. Clouzet su ayuda: “Voy a reiterar a menudo mi oración al Señor, para que te conceda este insigne favor”.  Pidamos a Guillermo José, nuestro Padre y Fundador que en la presencia del Señor “siga rezando” para que en este nuevo año que comienza el hombre interior se renueve en cada uno de nosotros y adquiera fuerzas suficientes para combatir al hombre viejo.

Al terminar el año te damos gracias Señor
por todos los dones recibidos y por los frutos de nuestro compromiso,
por tu gracia y tu Presencia que siempre nos acompañan,
y porque nos ayudas a vivir nuestra vida con sentido.

Al terminar el año también podemos constatar,
cómo el hombre viejo va ganando espacio en algunas zonas de nuestro corazón,
en algunas relaciones con los demás y en nuestra mirada pesimista de la realidad,
y nos va sumergiendo en la tibieza y la mediocridad.

Al comenzar un nuevo año te pedimos Señor,
que el hombre nuevo se renueve y fortalezca en nuestro interior,
que adquiera fuerzas suficientes para combatir al hombre viejo
y nos regale la posibilidad de convertirnos en cada gesto y acción cotidiana.

Al comenzar un nuevo año te damos gracias Señor,
porque confiamos en tu gracia que nos acompañará en el camino,
porque siempre nos regalas nuevas oportunidades de profundizar en nuestra vida,
y de llegar a ser hombre de fe con un horizonte más pleno de sentido.

En este paso de un año a otro,
volvemos a decirte de corazón: ¡Gracias Señor!,
renovamos nuestra confianza
en la fuerza trasformadora de tu Presencia en nuestra vidas,
y nos comprometemos a renovarnos constantemente en la fe.
Amén.

AT sm
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domingo, 23 de diciembre de 2012

“He visto con agrado que la comunidad entre cada vez más en el verdadero espíritu de fe, tomando como modelo a la Santísima Virgen” (Carta 1220 - 8 setiembre 1840. A la M. San Vicente)


El Padre Chaminade ha visitado a  las religiosas marianistas en Agen y ha reconfirmado a la Superiora General, la Madre San Vicente.  Ha pasado con ellas unos días entrañables y de regreso a Burdeos le escribe a la Madre General unas líneas como eco de su visita.  Y entre las cosas que le manifiesta es su alegría por ver que las marianistas crecen cada vez más en el “espíritu de fe”.  Y que lo hacen teniendo como modelo a la Virgen María.
El “espíritu de fe” para Guillermo José es el mismo Espíritu Santo que nos ilumina y nos permite vivir con un sentido más profundo los acontecimientos cotidianos. Y en María contemplamos lo que el “espíritu de fe” significa en su decisión de responder al llamado de Dios y de vivir su vida movida por Él. 
Y es en su Canto, el Magnificat, que Lucas pone en labios de la María este reconocimiento de la Presencia de Dios tanto en la historia de su  pueblo como en su presente, y como esperanza y horizonte de sentido para todos, especialmente para los más pobres.  Es un canto que se sostiene en la armonía del espíritu de fe.
Si el Padre Chaminade, nuestro Padre y Fundador, viniera a visitarnos, ¿podría también alegrarse porque ve entrar  en el espíritu de fe cada vez más a nuestras comunidades?.
Permitamos que el Espíritu ilumine nuestra mirada, y nos ayude a reconocer en nuestra historia personal y comunitaria la presencia de un Dios que nos ama  y nunca nos abandona.  Que con espíritu de fe podamos contemplar nuestro presente, y no quedarnos “con la parte del vaso que está vacía”, sino ser agradecidos por todo lo que hemos recibido de la Vida y aceptemos no como “falta” sino como desafío aquello que deseamos alcanzar. 
Y que así podamos ser profetas de esperanza, anunciando la Buena Noticia: Él está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Ni las sombras ni las dificultades por venir pueden apagar la Luz de su presencia. Nada podrá apartarnos de su amor y su misericordia.
Que con nuestra palabra y nuestra acción podamos anunciar en este tiempo cercano a la Navidad esta Buena Noticia a los que han perdido la esperanza, a los que están tristes y se sienten solos, a los que viven excluidos y rechazados.
Y para entrar cada día más en este espíritu de fe que nos ayude a mirar y vivir la vida desde el Evangelio tomemos como modelo a María. Como ella y con Ella cantemos con alegría y de corazón:

«Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.
48En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!

Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono
y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.

Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y de su descendencia para siempre».
                                                                                         (Lc. 1, 46-56)

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Amén
                                                                            AT sm

domingo, 16 de diciembre de 2012

“Si, como creo, esta obra es cosa de Dios, todo se arreglará para poderla llevar a cabo” (Carta 229 - 4 marzo 1823. Al P. Tharin)


Las chamifrases de la semana en el Año de la FE

La chamifrase de la semana 56 – Domingo 16 de diciembre de 2012.

“Si, como creo, esta obra es cosa de Dios, todo se arreglará para poderla llevar a cabo”

                                                                                      (Carta 229 - 4 marzo 1823. Al P. Tharin)  


Pasados pocos años de las fundaciones de las Hijas de María y de la Compañía de María, la misión marianista se intensifica y expande.   Es tiempo de consolidación, de pocos recursos, de sistematizar la formación, de las primeras defecciones,… pero la misión no puede esperar.  Es parte fundamental de nuestra vocación y nuestra identidad, y no sólo una consecuencia apostólica de la misma.

El Padre Chaminade, es consciente de la situación y vive con intensidad este tiempo.  Escucha a quienes se interrogan por qué asumir nuevos compromisos  y si alcanzarán las fuerzas para sostenerlos.  Es realista y prudente.  Sabe esperar para tomar decisiones, analiza las situaciones, y como buen administrador sabe sopesar los recursos con lo que cuenta y los que habrá que conseguir.

Pero cuando comienza a nacer desde su discernimiento la firme convicción de que es Dios el que está detrás de una nueva obra,  avanza y se compromete, asumiendo los riesgos y con una audacia apostólica, que solo puede ser inspirada por un profundo espíritu de fe.

Y esto pasa con la famosa obra de Saint Remy.  Es una obra que implica no sólo distancia geográfica, sino adaptación a nuevas realidades. No es una simple escuela o una parroquia.  Es una obra que se presenta desde el inicio como “multifacética”, por las diversas acciones misioneras que podrá llevar adelante (educativas, evangelizadoras, de formación de docentes, de promoción social, etc.)

Y el prudente y cuidadoso Guillermo José, creyendo de corazón que es una obra de Dios, cree también que todo se arreglará para poder llevarla adelante. Confía plenamente en la Providencia, que no se manifiesta en “milagros caídos del cielo”, sino en rostros y situaciones concretas.  Por eso continua esta frase afirmando: “Cada uno de los cooperadores que la Providencia hace concurrir pondrá de su parte”. Confía en que la Providencia inspirará también a otras personas, de dentro  y de fuera de su Familia marianista, para aportar su colaboración.  Y se lo está diciendo justamente al P. Tharin, Vicario General de la diócesis en donde estará la obra, para “invitarlo a sumarse a la causa” y convencido de la misma, abra otras puertas necesarias para que la misión pueda concretarse. Y no se queda esperando a ver que pasa, cierra su reflexión afirmando: “yo también pondré de mi parte todo lo que esté en mis manos.


Querido Guillermo José,
te reconocemos como Fundador  y necesitamos que renueves
en nosotros el don del carisma marianista.

Querido Guillermo José
te reconocemos como Padre
y deseamos que nos enseñes a vivir
y encarnar ese don en este mundo y en este tiempo.

Querido Guillermo José,
necesitamos ser prudentes a la hora de discernir,
y valientes cuando el Señor nos llama a la misión;
porque aprendemos contemplando tu vida,
que cuando más penetrante sea nuestro discernimiento
mayor será nuestra audacia apostólica.

Querido Guillermo José
escuchamos tu invitación a crecer en el espíritu de fe,
para poder reconocer cuando las obras son de Dios,
y así decidirnos a seguir avanzando en la construcción del Reino,
confiando profundamente en la Providencia,
y acompañándola con nuestro decidido compromiso.

Querido Guillermo José,
como tú en el inicio de nuestra Familia,
y como tantos y tantas a lo largo de los últimos doscientos años,
también nosotros queremos poner hoy de nuestra parte
todo lo que esté es nuestras manos
para seguir ayudando a María en su misión.
                        AT sm

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domingo, 9 de diciembre de 2012

“La fe se convirtió en María en plenitud de gracias y en fuente de vida”. (Carta 1271 - 1 marzo 1843. Al P. Perrrodin).


Las chamifrases de la semana en el Año de la FE

La chamifrase de la semana 55 – Domingo 9 de diciembre de 2012.

“La fe se convirtió en María en plenitud de gracias y en fuente de vida”.


(Carta 1271 - 1 marzo 1843. Al P. Perrrodin). 


Más allá de los dones sobrenaturales que María recibió de Dios Padre preparándola para ser la Madre de su Hijo desde la Inmaculada Concepción, el don de la fe es el regalo más precioso.  Así lo reconoce el Padre Chaminade cuando escribe inmediatamente antes de la frase que presentamos hoy: “Todos los tesoros de la Divinidad se reducen en María  a la fe”. Una fe que es don pero que también es respuesta, y por eso el Sí de María en la Anunciación, es fuente de vida en Ella y para los demás.
 
María con su Sí abre la puerta a la Encarnación en su cuerpo, pero también en su corazón. Porque simultáneamente a la concepción biológica de Jesús, recibe por la fe su Presencia en su interior.

Y es en este sentido que el Padre Chaminade, cuando en su preocupación constante por encontrar argumentos para invitarnos a “vivir de la fe”, rescatando la invitación bíblica: “Que Cristo habite en sus corazones por la fe” (Ef. 3,17), no puede dejar de contemplar en María, la confirmación de la misma.  Y a partir de su testimonio saca para nosotros también una asombrosa conclusión: “Como María concibió, por su fe, a Jesucristo en el orden natural, así también nosotros lo podemos concebir realmente, por nuestra fe, en el orden espiritual”.

Por medio de la fe, gracia y respuesta, también nosotros a través de nuestro sí le abrimos la puerta a la Presencia real de Jesús en nuestros corazones.  Él siempre habita en lo más profundo de nuestro ser.  Su Presencia en un regalo gratuito y generoso del Padre. Pero necesita que como María, conscientes de nuestra fragilidad y nuestra pobreza, nos animemos a recibirlo y le dejemos ocupar su lugar en nuestra casa interior. Así la fe puede también convertirse para nosotros “en plenitud de gracias y en fuente de vida”, porque Él mismo es la Plenitud de la Gracia y la Fuente de la Vida.

María, Mujer de Fe,
por tu Sí el Hijo de Dios se encarnó en tu seno,
y su Presencia habitó plenamente en tu corazón.

María, Modelo de nuestra Fe,
queremos como vos acoger la gracia y responder con generosidad,
para que tu Hijo Jesús habite en nosotros por la fe.

María, Madre nuestra,
enséñanos a vivir de la fe para que ella se convierta en nosotros
en plenitud de gracias y en fuente de vida.

María, somos tu Familia,
ayúdanos a escuchar la Palabra y a ponerla en práctica,
para que también nosotros durante esta vida,
podamos experimentar
que es posible ser felices
porque hemos creído.
Amén
AT sm
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domingo, 2 de diciembre de 2012

“¡Qué felicidad si caminásemos por las sendas de la fe, si no actuásemos sino por la fe, si no viviésemos sino de la fe!”


Las Chamifrases de la semana en el Año de la FE

La chamifrase de la semana 54 – Domingo 2 de diciembre de 2012.

“¡Qué felicidad si caminásemos por las sendas de la fe,

si no actuásemos sino por la fe, si no viviésemos sino de la fe!”

                                                                                             
                                                                                              (Carta 661 - 23 enero 1833. Al P. Lalanne).


Caminar por las sendas de la fe, actuar por la fe, vivir de la fe,… son para el Padre Chaminade los pasos necesarios en la realización de un Proyecto de Vida al que somos invitados y que necesita de nuestra respuesta personal libre y comprometida.

Caminar por las sendas de la fe es la puerta para encarar este programa de vida.  Animarnos a recorrer estas sendas  que se van abriendo en nuestra vida.  Algunas son anchas y espaciosas, otras son más angostas y por momentos hasta pareciera que se pierde la huella.  Las primeras confirman nuestras certezas fundamentales, las segundas nos invitan a la confianza y nos animan a desarrollar el coraje de creer.  En todos los casos, se trata de ponernos en camino.

Actuar por la fe es la manifestación de que estamos caminando por las sendas de la fe.  Aunque a veces nos cueste “entender” y las dudas aparezcan con mayor intensidad, cuando nuestras actitudes y nuestras acciones están inspiradas por la fe, podemos reconocernos en camino.

Vivir de la fe es el fruto del camino recorrido. Vivir de la fe del corazón que implica amar lo que se cree, mirar la realidad con los anteojos de Dios y comprenderla desde su corazón compasivo.  Vivir de la fe es una llamada permanente a beber del agua de la Presencia de Dios que surge desde las profundidades de nuestro manantial interior y compartirla con los demás.  Vivir de la fe nos encuentra casi naturalmente caminando por las huellas del Señor, pasando como Él nuestra vida haciendo el bien y ayudando a que su Reino crezca en medio de nuestro mundo.

Llegar a vivir de la fe era casi una obsesión para Guillermo José, y por eso no pierde ocasión de repetir esta invitación a sus discípulos.

Hoy también nos dice a nosotros: ¿Quieren ser felices?: caminen por las sendas de la fe, actúen por la fe, vivan de la fe.

Gracias Señor por invitarnos a seguir tus pasos
y por animarnos con tu Presencia
a caminar por las sendas de la fe.

Gracias Señor porque tu Amor habita en nosotros,
y sin despreciar nuestra fragilidad humana,
nos fortalece para actuar por la fe.

Gracias Señor porque tu Luz disipa nuestra sombras,
y nos despierta del sueño de la rutina y la mediocridad,
para invitarnos cada día a vivir de la fe.
Guillermo José,
queremos seguir tu ejemplo
caminando por las sendas de la fe.
Necesitamos tu ayuda para decidirnos de corazón
a ser cristianos íntegros que actúan por la fe.
Confiamos en tu intercesión,
para que el Espíritu nos regale la gracia
de vivir de la fe.
Amén.
                                                                                                                 AT sm

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