domingo, 6 de enero de 2013

“Cuando se tiene a Dios, se tiene todo. En cambio, cuando uno tiene todo sin tener a Dios, sólo tiene inquietud, amargura, remordimiento y desesperación” (Carta 384 - 18 diciembre 1825. A un religioso de la Compañía)

La chamifrase de la semana 59 – Domingo 6 de enero de 2013. Solemnidad de la Epifanía del Señor


Al final de una larga carta en la que el Padre Chaminade responde a un religioso marianista que estaba en una profunda crisis vocacional y existencial, encontramos esta afirmación clara y contundente.  Sin haber escatimado esfuerzo en desarrollar los argumentos racionales y espirituales necesarios para movilizar al remitente y ayudarlo a discernir su situación, no puede Guillermo José finalizar su orientación sin apelar al argumento esencial en la vida de cualquier persona creyente. Es el argumento de la fe.  Es una llamada a despertar del sopor de la crisis y preguntarse con honestidad: ¿Qué lugar tiene realmente Dios en mi vida?
Y sin decirlo ni aplicarlo directamente a la vida del religioso a quien estaba ayudando a fluir de una situación aparentemente sin salida, pero dejando la puerta abierta para que él mismo lo haga, afirma con la autoridad de su propio testimonio personal: “Cuando se tiene a Dios, se tiene todo”.

Esta persona en cuestión experimentaba inquietud porque quizás en otra situación vital podría acceder a otro status (con la “intención” de ofrecer mayor bien a la Iglesia), cierta amargura porque no encontraba satisfacción en su vida, remordimiento al pensar que la causa de su estado podría haber sido su propia infidelidad, y la desesperación al no poder ver un horizonte muy lejano. 

El Fundador lo ayuda a darse cuenta que esos estados anímicos no desaparecerán mientras siga pensando que sus necesidades pasan por tener mayor reconocimiento social o eclesial.  Puede seguir intentando tenerlo todo, pero mientras no tenga a Dios como su mayor tesoro difícilmente podrá ser feliz.  O dicho de otro modo, “tenerlo todo” de verdad.

¿Pero es que entonces hay que “dejarlo todo”  para ser feliz? La radicalidad de la vida cristiana para la Familia Marianista no pasa por renunciar a todos los “bienes” de este mundo. Los necesitamos para cumplir nuestra misión en el corazón del mismo mundo.  Pero cuando ellos se convierten en el “todo” que deseamos, buscamos, necesitamos… aunque sean buenos y honestos, aunque sean opciones “evangélicas”… la inquietud, la amargura, el remordimiento y la desesperación comienzan a echar raíces en nuestro interior. 

La afirmación de nuestro Padre y Fundador es también hoy una llamada para nosotros.  Si estamos en una situación similar a la del religioso que recibió esta carta, puede ser una llamada a despertar y a reenfocar nuestra vida. Si estamos en un tiempo de crecimiento y plenitud nos ayudará a reconocer agradecidos el fundamento de esta situación de bonanza.  Y si estamos en una etapa de la vida en la que sentimos que seguimos adelante sin grandes preocupaciones pero a la vez sin fuertes motivaciones a crecer y transformar nuestras vidas, también nos viene bien preguntarnos : ¿Qué lugar tiene realmente Dios en mi vida?.

Te invito a buscar un rato de silencio para mirar tu vida hoy,… y preguntarte con serenidad: ¿Qué lugar tiene realmente Dios en mi vida?

Y al finalizar tu reflexión personal, orar sencillamente repitiendo en tu interior:

Señor Jesús
busco en tantas cosas “tenerlo todo”,
ayúdame a tenerte a Ti, y así realmente tenerlo todo.
Amén
AT sm

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