Las
chamifrases de la semana en el Año de la FE
“Nosotros no somos más que los testigos pasajeros
de la doctrina enseñada por Jesucristo. Se nos ha ordenado predicar a tiempo y
destiempo”
El Padre Chaminade
escribe una larga respuesta a la Madre Adela.
Entre tantas ocupaciones y la fundación de la Compañía de María, se le
habían ido juntando unas cuántas cartas llegadas del Convento de las hermanas
de Agen. Había pasado un poco más de un
año de la fundación del mismo y Adela necesitaba plantearle al Fundador
diversas situaciones que se iban presentando para recibir su parecer y poder tomar decisiones. Entre tantas respuestas a situaciones
concretas Guillermo José no duda en recordarle a Adela que “nosotros no
somos más que los testigos pasajeros de la doctrina enseñada por Jesucristo”. Quiere decirle que no tenemos que inventar
nada nuevo, la novedad la trajo Jesús de Nazaret, y a nosotros nos toca en este
tiempo de la historia ser testigos de ese Evangelio. Por eso, más allá de las situaciones concretas e institucionales a las que Adela
se enfrentaba, le recuerda que “se nos ha ordenado predicar a tiempo y a
destiempo”. Conflictos y situaciones
complicadas que nos ocupen y preocupen habrá siempre. Nunca estaremos personalmente del todo
preparados ni nuestras instituciones finalmente acabadas para dedicarnos al
apostolado. Estamos llamados a predicar
el Evangelio en todo momento, con nuestra palabra y sobre todo con nuestro
testimonio de vida.
Hoy también nos
encontramos tantas veces en una sociedad y en un mundo en el que parece que el
mensaje evangélico no tiene lugar. Nos
preocupamos demasiado de tener las planificaciones pastorales y los
instrumentos adecuados para anunciar el Evangelio. Sentimos que los conflictos nos
bloquean. Nos dejamos llevar por un
enquistado “respeto humano” que nos lleva a licuar el Evangelio de
Jesucristo. Nos preocupa ser bien aceptados,
queridos, valorados,… y nos olvidamos que el Maestro terminó su existencia
histórica en una Cruz.
Guillermo José, tiene amplia experiencia apostólica y
relativiza las situaciones que a veces nos paralizan y bloquean en nuestra
misión, por eso en la misma carta expresa con seguridad: “está ya previsto que el mundo no nos escuchará siempre; no por
eso hay que testimoniar menos la verdad, mientras nos sean dados el tiempo y el
poder hacerlo: Dios hará fructificar cuando le plazca; que él no permita que se
nos pueda reprochar negligencia. Sería tiempo perdido si no se instruyese: no
será perdido por el solo hecho de que sea mal recibido o descuidado por los oyentes”.
Guillermo
José, llamaba a esta fuerza interior, a
este ardor apostólico, a esta pasión misionera, a ese “fuego que trajo
Jesucristo al mundo”: “celo por la salvación de las almas”. Escuchemos su invitación, dejemos a un lado
los miedos y la búsqueda tan humana pero
no siempre bien integrada, de ser queridos y aceptados por todos. Seamos
humildes y desestimemos la fantasía de que sólo nosotros sabemos lo que hay que
hacer. Y sencillamente, dejemos que el
Espíritu de Jesús, encienda ese “celo” en el interior de nuestras personas y de
nuestras comunidades, para que no tengamos reservas en “salir al mundo” y “predicar
a tiempo y a destiempo”.
Señor
Jesús,
necesitamos
volver a escuchar tu llamado a seguirte,
y
a comprometernos con nuestra vocación de discípulos misioneros
en
este tiempo de la historia que nos toca transitar.
Señor
Jesús,
Tú
viniste “a traer fuego sobre la tierra” (Lc. 12,49),
que
tu Espíritu lo encienda y lo haga arder
en
cada uno de nosotros y en nuestras comunidades.
Señor
Jesús,
que
ese ardor apostólico, que esa pasión misionera,
nos
levante y nos ponga en actitud de salir
y
de ponernos en camino cada día.
Señor
Jesús,
sabemos
que no faltarán las críticas y las dificultades,
no
siempre habrá aplausos y a veces experimentaremos el rechazo,
pero
nunca estaremos solos, porque siempre estarás con nosotros.
Señor
Jesús,
despierta
en nosotros la alegría de evangelizar y el entusiasmo misionero,
para
que con perseverancia y compromiso,
salgamos
“a predicar a tiempo y a destiempo”.
Amén
AT sm
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