domingo, 7 de agosto de 2011

“Depositarios de los recursos y de las invenciones de su caridad casi infinita, hacemos profesión servirla fielmente hasta el final de nuestros días, y de hacer puntualmente cuanto Ella nos diga, felices de poder gastar en su servicio una vida y unas fuerzas que le son debidas.”


La chamifrase de la semana 10

En memoria agradecida por la vida y el testimonio del P. Alfonso Gil (+ 4 de agosto de 2011).

“Depositarios de los recursos y de las invenciones de su caridad casi infinita, hacemos profesión servirla fielmente hasta el final de nuestros días, y de hacer puntualmente cuanto Ella nos diga, felices de poder gastar en su servicio una vida y unas fuerzas que le son debidas.”

                   (Carta 1163 del 24 de agosto de 1839 a los predicadores de retiros)

No hay proyecto o misión que pueda realizarse y mantenerse en el tiempo sin una mística que lo sostenga y le otorgue un horizonte de sentido.  Para Guillermo José Chaminade el amor a María y a su misión, eran la fuerza motivadora de su proyecto misionero.  A tal punto lo vivía personalmente que lo quiso transmitir a sus seguidores/as invitándoles a “hacer profesión”, o sea comprometerse para siempre ayudando a María en su misión.  Es lo que llamamos “estabilidad marianista”: que implica tanto una perseverancia hasta la muerte como una fidelidad creativa y adaptada a las necesidades de tiempos y lugares.
En estos doscientos años, han sido muchos/as los/as que tomando la posta chaminadiana y han vivido siendo fieles a “cuanto Ella nos diga”, “gastando en su servicio” la vida entera.  Ellos/as han sido el famoso “hombre que no muere” que el Fundador tanto deseaba.
Quizás tendríamos que buscar otras palabras hoy más cercanas a nuestra sensibilidad para expresar esta mística profunda que hemos heredado y que nos toca hoy a nosotros como Familia marianista, cada uno desde su vocación particular: recibir, encarnar, profundizar, contagiar, y llevar a plenitud.

María, Madre de Jesús y Madre nuestra,
formanos a imagen de Jesús para que con nuestra vida
podamos cada día anunciar la Buena Noticia del Reino.

María, Madre de Jesús y Madre nuestra,
queremos escuchar cada día tu invitación renovada
“Hagan todo lo que Él les diga”.

María, Madre de Jesús y Madre nuestra,
queremos renovar nuestro compromiso de ayudarte en tu misión
de seguir dando a luz a Jesús al mundo.

María, Madre de Jesús y Madre nuestra,
somos tu Familia, tus hijos, tus misioneros,
aquí estamos felices de haber sido llamados
a la misión marianista.
Amén.

                                        A T sm

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