domingo, 3 de julio de 2011

“Que la fe sea nuestra fuerza y nuestro consuelo en medio de las penas y contrariedades que sufrimos”


La Chamifrase de la Semana 5

Domingo 3 de julio de 2011.

“Que la fe sea nuestra fuerza y nuestro consuelo en medio de las penas y contrariedades que sufrimos”

(Carta del 29 de mayo de 1831 al P. Lalanne)

Frente a las dificultades y los dolores que sufrimos, la fe auténtica no es resignación piadosa a la “voluntad de Dios” ni “escape espiritualista” a la realidad que nos toca vivir.  La fe auténtica, la que Guillermo José llamaba la fe del corazón, es “fuerza y consuelo” porque es encuentro personal con Jesús, que nos abre sus brazos y nos vuelve a decir hoy “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré” (Mt. 11, 28).
Y esta experiencia de ser consolados, contenidos, sostenidos por el Señor, nos regala a su vez la experiencia profunda de sabernos amados gratuita e incondicionalmente por Él; y casi naturalmente sentimos la necesidad de ofrecernos para ayudarlo en esta misión, aliviando a los afligidos, consolando a los que lloran, acompañando a los que sufren.  Y no porque seamos “mejores” que los demás, sino porque sencillamente nos reconocemos heridos y sanados por el Señor, y desde esa realidad nos acercamos a ofrecer su amor transformador a nuestros hermanos.
Que las penas y las contrariedades que sufrimos no nos paralicen y depriman, porque la fe es nuestra fuerza y nuestro consuelo.

Creo Señor que en mi debilidad,
Vos sos mi fuerza;
Creo Señor que en mi dolor,
Vos sos mi consuelo;
Creo Señor que en mi cansancio,
Vos sos mi descanso;
Creo Señor que en mis crisis,
Vos sos la roca que me sostiene.

Creo Señor que en mis penas y sufrimientos,
Vos estás acompañándome y me ofrecés tu Presencia,
que es abrazo que sana y que anima,
a seguir de tu mano caminado la Vida,
y a compartir con los demás,
tu amor que transforma las heridas
que el dolor dejó en nuestro corazones.
Amén.

AT sm

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