domingo, 17 de julio de 2011

"El hombre no habla sólo por su boca, también lo hace por sus hechos. Las buenas intenciones se demuestran más por los hechos que por las palabras"

La Chamifrase de la semana 7


    "El hombre no habla sólo por su boca, también lo hace por sus hechos. Las buenas intenciones se demuestran más por los hechos que por las palabras"


(1479 - 9 abril 1847. A Mons. Donnet, arzobispo de Burdeos).

La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace ha sido un conflicto interno desde que el hombre tiene conciencia de su propia existencia. Nos genera rechazo cuando somos testigos de que alguna persona, especialmente cuando ocupa un lugar de referencia, predica mucho con sus discursos pero lo demuestra poco con sus hechos. 
En realidad el desafío es para todos, que muchas veces señalamos las incoherencias de los demás y no nos ocupamos de las nuestras. El camino de la autenticidad se juega sobre todo en lo sencillo y concreto de la vida cotidiana, solo cuando somos capaces de ser fieles “en lo poco”, nos preparamos para ser fieles “en lo mucho”.
Así lo entendió el mismo Jesús, quien anunció su Buena Noticia más con sus hechos y gestos que con sus discursos (muchos de ellos expresión de la comprensión teológica de los primeros cristianos).
Y así lo entendió y lo vivió Guillermo José, especialmente en los últimos años de su vida.  No dejo de hablar y decir lo que pensaba.  No dejó de reclamar y defender sus derechos.  Pero sobre todo siguió viviendo con fidelidad día a día encarnando en su propia vida el don del carisma que había recibido. Experimentó la tristeza al ver que algunos de sus hijos “bastardeaban” ese don con sus acciones. Pero siguió hasta el final con la esperanza y la convicción de que la coherencia entre palabra y acción, entre fe y vida, no sólo eran una condición para “salvar la propia alma” sino un camino para atraer a otros a la experiencia de la salvación en Jesús.


Señor Jesús,
necesitamos ser más coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos.
Señor Jesús,
necesitamos que nuestras opciones sean más consecuentes con los valores que proclamamos.
Señor Jesús,
necesitamos que nuestra fe se encarne y exprese en nuestra vida cotidiana.
Señor Jesús,
necesitamos aprender de vos,
y del testimonio fiel de tantos que no se quedaron en discursos sino que encarnaron, aquello que creyeron auténtico y verdadero en sus hechos cotidianos.
Señor Jesús,
te damos gracias porque conociendo nuestra fragilidad nos seguís invitando
a encarnar los valores del Evangelio en nuestra vida cotidiana,
para que otros puedan verlos y se sientan llamados a encarnarlos,
y así tu Reino siga encontrando personas, relaciones, espacios,…
donde seguir desplegándose.

                                                                                                           A.T. sm

No hay comentarios:

Publicar un comentario