domingo, 3 de noviembre de 2013

“Continuamente le pido a Dios que me dé a conocer su voluntad y que dirija todas mis acciones y palabras” (Carta 1051 - finales de mayo de 1838. Al P. León Meyer).


Las chamifrases de la semana en el Año de la FE

 La chamifrase de la semana 91 – Domingo 3 de noviembre de 2013

“Continuamente le pido a Dios que me dé a conocer su voluntad y que dirija todas mis acciones y palabras”  
                (Carta 1051 - finales de mayo de 1838. Al P. León Meyer).

Conocer su voluntad es lo que pide a Dios Guillermo José continuamente, y que a través de esa hoja de ruta dirija todas sus acciones y palabras.  Es cierto que en la oración del Padrenuestro repetimos “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”.  Pero a la hora de que esa voluntad se convierta en la dirección de todas nuestras acciones y palabras ciertamente experimentamos contradicciones y no siempre estamos dispuestos a que de verdad esa voluntad “se haga” en nosotros.  Quizás porque a veces confundimos la voluntad de Dios con lo que nos encontramos en cada situación de nuestra vida, especialmente cuando la dificultad o el sufrimiento tocan nuestra propia vida o la de nuestros seres queridos.  Y confundimos voluntad de Dios con un “destino trágico” o en palabras más espirituales con “la cruz que nos toca llevar”, y de ahí a la paralizante “resignación cristiana” hay un paso.  Claro que cuando contemplamos este razonamiento, tantas veces confirmado en predicaciones y catequesis, no podemos entender cómo la voluntad de un Dios que nos ama infinitamente sea la prueba y el dolor.  Lo que pasa es que la voluntad del Dios de Jesús no tiene nada que ver con pruebas y sufrimientos, sino con su deseo de que vivamos plenamente la Vida que se nos ha dado sostenidos por la fe, animados por la esperanza y apasionados por el amor, en las luces y en las sombras de cada etapa de nuestra vida.

El Padre Chaminade está respondiendo una carta en la que se ponen en duda algunas decisiones que ha tomado que pudieran tener consecuencias negativas para su comunidad.  Y nuestro Padre y Fundador responde sencillamente expresando cuál es el proceso que hace para tomar decisiones o para responder a las situaciones críticas que le toca enfrentar.  No está justificando sus decisiones a partir de las críticas recibidas, sino manifestando cuál es el fundamento que las sostiene.  No son argumentos lógicos o racionales, sino su experiencia de fe.  Por eso le pide continuamente a Dios que le dé a conocer su voluntad, porque sabe que desde esa perspectiva, podrá encontrar el camino para enfrentar las situaciones de la vida con un horizonte de sentido más profundo y pleno.  Y es desde allí que experimenta la necesidad de que Dios dirija todas sus acciones y palabras, no como a una marioneta, sino porque desde esa perspectiva de Dios que es su voluntad, podremos hacer posible en nuestra vida el “Hágase tu voluntad” que no es una palabra mágica, sino un deseo profundo que reconoce la necesidad de la gracia divina y a la vez la necesidad de nuestro propio compromiso con ella.

Antes las dificultades y sufrimientos, en los momentos oscuros y conflictivos, cuando tenemos que tomar decisiones que tienen consecuencias para nuestra vida y para la vida de los demás, sigamos el ejemplo iluminador de nuestro Padre y Fundador, y compartamos con sencillez su estrategia: “Continuamente le pido a Dios que me dé a conocer su voluntad y que dirija todas mis acciones y palabras”.

 Repitamos, una y otra vez con nuestros labios y con nuestro corazón:

 
Dame Señor a conocer tu Santa Voluntad,

y con la ayuda de tu gracia y mi compromiso personal

dirige todas mis acciones y palabras.

Amén

                                                                         ATsm


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