domingo, 11 de diciembre de 2011

“El Espíritu de Dios, que volverá de nuevo a ti por la oración, te hará ver las cosas de un modo totalmente diferente”


La chamifrase de la semana 28

11 de diciembre de 2011

     “El Espíritu de Dios, que volverá de nuevo a ti por la oración, te hará ver las cosas de un  modo totalmente diferente”

(Carta 384 - 18 diciembre 1825. A un religioso marianista).


El Padre Chaminade escribe esta frase en una carta a “un religioso de la Compañía de María”.  Quizás para guardar la intimidad de este hombre en un momento difícil de “tentación” y de profundas dudas de fe y crisis vocacional, es que no ha llegado hasta nosotros su nombre y apellido.  Lo que sabemos es que estaba pasando un momento de crisis “existencial” (diríamos hoy) muy compleja, y le abre el corazón al Fundador. 
Guillermo José, que le contesta con una larga carta en la que no faltan consejos sabios y oportunos, junto con razonamientos realistas y de sentido común.  Fundamenta sus consejos con criterios    de la teología espiritual, y apela a la fe y a la responsabilidad de esta persona.

Es en este punto en el que en distintos momentos de la carta vuelve a insistir.  Hay que confiar en la fuerza de la gracia y la presencia del Espíritu Santo pero no basta quedarse esperando sino pedirla y abrirse a su acción.  Como los discípulos antes de Pentecostés.  Lo habían visto Resucitado, pero estaban todavía encerrados.  No faltaban miedos, sensación de abandono y la duda que se preguntaban ¿Y si todo fue una ilusión?  Pero permanecieron orando, o por lo menos en actitud de oración.  Y el Espíritu Santo les fue regalado y su mirada cambió totalmente.  Del miedo pasaron al coraje del anuncio evangélico, de la sensación de abandono a saber de manera vivencial que el Señor está con nosotros hasta el fin de los tiempos, y de la duda a la confianza que sostiene la vida y la misión.

En momentos de crisis, de dudas, de miedos, de depresión, de desengaños, de fracasos, de angustia y de dolor,… muchas veces llegamos a una falsa convicción: de nada sirve rezar.  ¿Para qué? ¿Si Dios lo podía hacer por qué no lo hizo antes? Ya no hay más que se pueda esperar.  Y no queda más que lugar a la resignación determinista o a la rebeldía angustiosa.

Es en esos momentos en los que más necesitamos abrir nuestro corazón con sencillez al Señor. Presentarnos a Él simplemente con nuestros miedos y dudas, con nuestras crisis y dolores.  Y en silencio, enfocar nuestro corazón hacia Él.  Si permanecemos en oración, abiertos a su Presencia que sana y transforma, el Espíritu de Dios volverá a inundar nuevamente nuestra vida y nos regalará una mirada totalmente nueva de la realidad.  Probablemente no cambie las características de esa realidad que nos hace sufrir, y no haga desaparecer instantáneamente de nuestro interior los miedos, las dudas o las “tentaciones”.  No nos librará por arte de magia del camino arduo que implica transitar un tiempo de crisis en la vida.  Ni siquiera nos revelará inmediatamente por dónde tenemos que seguir. Pero nos “hará ver las cosas de un modo totalmente diferente”.

A Guillermo José no le han faltado momentos críticos en su vida. Por eso cuando escribe a uno  de sus discípulos en crisis, además de todo lo que conviene alertar y aconsejar desde los dinamismos clásicos de la vida espiritual cristiana, escribe desde su propia experiencia de vida. El ha experimentado más de una vez que el Espíritu de Dios, que vuelve de nuevo por la oración, te hace ver las cosas de un modo totalmente diferente.


En medio de las dificultades de la vida,
cuando la crisis hace tambalear el piso de nuestras convicciones personales,
cuando el dolor enceguece nuestra mirada,
cuando los miedos nos encierran en nosotros mismos,
y cuando la duda carcome la confianza básica que nos sostiene:

necesitamos Señor abrirnos a la acción de tu gracia
que nos sana y transforma,
que nos levanta y anima a seguir caminando la vida.

En medio de las dificultades de la vida,
cuando nos sentimos solos e incomprendidos,
cuando la esperanza se diluye y el horizonte se desdibuja,
cuando otra vez caemos en la tentación que creíamos superada,
y cuando las fuerzas parecen que ya se agotan para comenzar una vez más:

necesitamos permanecer en oración a la espera confiada de tu Espíritu
que viene de nuevo a nosotros
y nos “hará ver las cosas de un modo totalmente diferente”.
Amén
                                                                                                                             
 A.T sm

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