lunes, 12 de septiembre de 2011

“El santo Nombre de María debe estar presente, como la cosa más natural del mundo, en todas partes. Ya reces sola o en común, ya exhortes, ya instruyas, ya reúnas las Congregaciones, etc., que nada te agrade si el Nombre de María no está presente”


La chamifrase de la semana 15

12 de setiembre de 2011 -  Fiesta del Santo Nombre de María


“El santo Nombre de María debe estar presente, como la cosa más natural del mundo, en todas partes. Ya reces sola o en común, ya exhortes, ya instruyas, ya reúnas las Congregaciones, etc., que nada te agrade si el Nombre de María no está presente”

 (Carta 70 - 20 julio 1816- A Adela de Trenquelléon).

El Padre Chaminade tuvo durante toda su vida una devoción profunda al Santo Nombre de María, y eligió su celebración litúrgica como Fiesta Patronal de la vida religiosa marianista.

Es cierto que desde niño manifestó un gran cariño por Ntra. Sra. de Verdelais, desde que fue en peregrinación con su hermano mayor agradeciendo la curación de una pierna.  En su juventud confiaba sus sueños a N. D. du Roc en Mussidan. A sus congregantes, los hacía consagrarse a María, Madre de la Juventud. A los pies de la Virgen del Pilar en Zaragoza recibió fortaleza en el exilio e inspiración misionera. A María Inmaculada guardó siempre una especial veneración.  Pero no eligió ninguna “advocación especial” para la Familia Marianista. 

Sin duda, esto se debe, a su gran amor a María.  El nombre en la tradición bíblica identifica la persona que se nombra. Por eso para Guillermo José el nombre de María equivale a la Persona de María  y su presencia en nuestra vida.  Por eso podríamos retranscribir esta frase que le escribe a  Adela, poco tiempo después de la fundación  de las Hijas de María, cambiando sencillamente de palabra:

“La persona de María debe estar presente, como la cosa más natural del mundo, en todas partes. Ya reces sola o en común, ya exhortes, ya instruyas, ya reúnas las Congregaciones, etc., que nada te agrade si la persona: María no está presente”.

La invitación es también para nosotros. No se trata solamente de repetir el nombre de María, y de hecho nos identificamos a partir de él (nos reconocemos como marianistas).  Se trata de dejar a María que se haga presente en nuestras vidas. Es nuestra Madre y por eso estamos invitados a profundizar nuestra relación filial con Ella. Es también nuestra inspiración y nuestro modelo, y por eso María se hace presente cuando vivimos naturalmente y con sencillez sus actitudes evangélicas. Es también la que nos convoca a la misión como sus ayudantes y misioneros, porque el fin está claro: trabajar para que el Reino de Dios sea una realidad en el corazón de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

María, Madre nuestra, somos tus hijos,
formanos en los sentimientos y las actitudes de Jesús.

María, Inspiración y Modelo, queremos imitarte,
para vivir como vos con sencillez en la disponibilidad y el servicio.

María, Mujer de fe y compromiso misionero,
somos tus ayudantes en la misión de seguir dando a luz a Jesús en el mundo.

María al nombrarte se alegra nuestro corazón, somos tu Familia,
tu presencia nos anima y fortalece,
y nos invita a vivir con fidelidad la vocación cristiana y marianista que hemos recibido.

A.T. sm

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