La chamifrase 100 – 18 de diciembre – NOVENA DE
NAVIDAD 3
“¡Qué fuerte somos cuando Nuestro Señor Jesucristo está con
nosotros!... “Padre”, se ocupa de nosotros y provee a todas nuestras necesidades
con entrañable solicitud.”
(Carta
1289 - 2 enero 1844. Circular a la Tercera Orden de las Hijas de María).
En una primera lectura de esta frase del Padre Chaminade,
podemos pensar que se equivocó de persona de la Santísima Trinidad, estaba
hablando del Hijo y cambia a Dios Padre.
Pero no es así. Llamar a Jesús “Padre” ha sido una costumbre de muchos
grupos y cofradías devocionales, resaltando su protección paternal en el camino
de la vida cristiana. Esta costumbre tiene también sus fundamentos bíblicos y
teológicos. El mismo Jesús, cuando el apóstol Felipe le pide que les muestre al
Padre le responde: “El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: “Muéstranos al Padre”?
¿No crees que yo estoy en el
Padre y que el Padre está en mí?
Las palabras que digo no son mías:
el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre
está en mí.” (Jn 14, 18). Es por eso que sin confundir la fe en
la Trinidad, podemos reconocer en Jesús la imagen verdadera del Padre y ahondar
más profundamente el misterio trinitario.
En otras ocasiones, cuando el Padre Chaminade enumera los títulos de
Jesucristo, incluye el de Padre. Y en
esta frase, en este texto tan hondo del final de su vida, sin duda que lo dice
desde su propia experiencia de Jesús, en la que ha podido reconocer la
presencia del Padre Dios a través de su Imagen verdadera (recordemos que en
sentido teológico la imagen no es una reproducción sino que porta la presencia
misma de quien representa).
Es por eso que de la mano de Guillermo José estamos
también nosotros llamados a descubrir en Jesucristo el rostro del Padre que “se
ocupa de nosotros y provee a todas nuestras necesidades con entrañable
solicitud”. En la
presencia cercana de Jesús descubrimos el amor, la misericordia, la fidelidad y
la ternura paternal de Dios hacia cada uno de nosotros. Dejándonos mirar por
Jesús, recibimos también en nuestro interior la experiencia profunda de un
Padre que no se cansa de esperarnos y perdonarnos. A través de los sacramentos, es Jesús mismo
que de alguna manera genera y renueva en nosotros la gracia, es Padre del
Hombre Nuevo que va creciendo en nuestro interior. Haciendo memoria del paso de Jesús por
nuestra vida, tomamos conciencia de que Él nunca nos ha dejado solos, se ha
ocupado siempre de cada uno de nosotros, y nos ha regalado aquello que
necesitamos para seguir viviendo con mayor plenitud. En el paso de Jesús por nuestras vidas
podemos reconocer la paternidad de Dios.
Con
Nuestro Padre y Fundador, exclamemos con honda experiencia filial: “¡Qué
fuerte somos cuando Nuestro Señor Jesucristo está con nosotros!... “Padre”, se
ocupa de nosotros y provee a todas nuestras necesidades con entrañable
solicitud.”. Y vivamos cada día
agradecidos y consecuentes con esta experiencia.
Jesús, Imagen del Padre,
tu mirada de amor y misericordia
nos invita a volver a experimentar
con alegría el abrazo de Dios.
Jesús, Rostro del Padre,
tus palabas de vida nos animan,
y tus gestos de ternura nos invitan
a confiar y abrir nuestro corazón
necesitado de perdón.
Jesús, Presencia del Padre,
te ocupas cada día de cada uno de
nosotros
y provees a todas nuestras necesidades
con entrañable solicitud paternal.
Jesús, en Ti vemos al Padre,
danos la gracia de experimentar cada día
tu invitación a vivir de acuerdo a lo que
somos:
hijos e hijas de un Padre Dios.
Amén
ATsm
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