La chamifrase 99 – 17 de diciembre – NOVENA DE
NAVIDAD 2
¡Qué fuerte somos cuando Nuestro Señor está con nosotros!... “Amigo”,
nos acompaña por todas partes, no nos abandona nunca y nos aconseja sin cesar. (Carta
1289 - 2 enero 1844. Circular a la Tercera Orden de las Hijas de María).
El Padre Chaminade
ya anciano y en la difícil etapa final de su vida, expresa de corazón quién es
Jesús para él. Emociona imaginarse
escucharlo decir estas palabras con serenidad y como fruto de su honda
experiencia de Jesús en su vida. Jesús
es el amigo que lo ha acompañado por todas partes a lo largo de su larga
trayectoria. Jesús es el amigo que no lo
abandona nunca, aun cuando todos los demás lo abandonen. Jesús es su principal consejero, que
permanentemente y de muchas maneras le hace conocer el camino por donde seguir.
Considerar a Jesús
como Amigo no es una mera propuesta de la catequesis vivencial para niños y
adolescentes de las últimas décadas. Los
cristianos de los primeros siglos consideraban a Jesús como el Amigo que
siempre camina a nuestro lado y nunca nos falla. Basta recordar el famoso ícono de la amistad
en la que se ve al abad Mena acompañado por Jesús que camina a su lado
apoyándole la mano en el hombro. Se lo
regalaron al abad sus hermanos de comunidad en tiempos de profunda depresión
para que pudiera ver como en un espejo que no estaba solo y que el Amigo Jesús
no dejaba de estar a su lado. Estamos
hablando de los cristianos coptos de Egipto por el siglo VI.
La experiencia de
Jesús es una vivencia afectiva mucho más profunda que una sensación emocional,
porque hunde sus raíces en lo más profundo de nuestro ser. Es una auténtica experiencia existencial que
nos invita a fundar nuestra relación con Dios desde la amistad y no desde la
sumisión o la esclavitud ante un ser Todopoderoso.
El Padre Chaminade,
puede llamar a Jesús Amigo porque en su vida ha experimentado aquello que el
Libro del Apocalipsis nos regala como propuesta de Jesús tan simple pero con
tanta fuerza narrativa: “Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien
oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos” (Ap 3,20).
Jesús sigue estando
a la puerta y llama, ¿nos animamos de la mano de nuestro Padre y Fundador a
abrirle la puerta de “nuestra casa interior”?. Así, también nosotros podremos
testimoniar con Guillermo José que Jesús es “Amigo,
nos acompaña por todas partes, no nos abandona nunca y nos aconseja sin cesar.”
Para llevar a la
oración la reflexión de esta chamifrase te propongo contemplar una versión
moderna del ícono de la amistad. Y que
al contemplarla puedas verte también como en un espejo en el lugar del abad
Mena (claramente es la persona de barba blanca). Y así experimentar que Jesús es el amigo que
pone su mano en tu hombro, que te acompaña por todas partes, que no te abandona
nunca y que te aconseja sin cesar. Y que
ese diálogo de miradas profundo con el Amigo Jesús quede guardado en tu
corazón.
ATsm
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