lunes, 12 de marzo de 2012

“Cuanto más ocupado esté, más a menudo necesita entrar en sí mismo…”


La chamifrase de la semana 37

12 de marzo de 2012

“Cuanto más ocupado esté, más a menudo necesita entrar en sí mismo…”

   (Carta 312 – 26 agosto 1824 – Al Sr. Clouzet, Saint Remy).

Son tiempos difíciles para la multifacética obra de Saint Remy.  No faltan las preocupaciones acerca del  sostenimiento de importante emprendimiento ni los conflictos internos en la comunidad.  Hay mucho para hacer y en qué ocuparse.  Sobre todo para los responsables de la misma.  El Padre Chaminade está atento a la realidad y al escribirle al Sr. Clouzet, le da este magnífico consejo desde su propia experiencia.  De hecho la carta comienza expresando las tantas ocupaciones que tiene el Fundador que influyen en el retraso con el que contesta la correspondencia que recibe.

La orientación es sencilla y concreta. No se trata tanto de trabajar menos, como de saber parar y enfocar la tarea que se está haciendo desde el interior.  Este “entrar en sí mismo” no implica varias horas al día de ejercicios de introspección sino sencillamente hacerlo “al menos en algunas acciones principales de la mañana y de la tarde; y para que ésta práctica produzca todo su efecto, en cada acción principal, entre en un profundo recogimiento, suspendiendo durante uno, dos e incluso tres minutos cualquier otro pensamiento, sentimiento, etc.”. Nos impacta la capacidad de Guillermo José para proponer una práctica tan concreta y a la vez eficaz para poder vivir con profundidad y sentido nuestra vida cotidiana.

Por eso cuanto más ocupados estemos, necesitamos entrar más a menudo en nosotros mismos.  Una pequeña pausa puede cambiar nuestra postura frente a la acción que estamos desarrollando. Y es además un consejo eficaz para no aumentar el stress y sus consecuencias negativas en nuestra salud física, psíquica y espiritual.
¿Por qué si con una práctica tan sencilla podemos “ocuparnos” mejor de nuestras tantas “ocupaciones” no somos capaces de incorporarla a nuestra vida cotidiana? El Padre Chaminade no duda que depende de nuestra propia decisión, por eso le aconseja a Clouzet: “Haga todo lo que dependa de usted para conseguir una completa paz en su alma y mantenerse en ella”.

Hoy diversas propuestas para “vivir mejor” proponen esta práctica, que para nosotros no es nada nuevo, es una perlita para nuestro crecimiento personal que podemos sacar del tesoro de la experiencia chaminadiana.

¿La ponemos en práctica…?

Respira profundo, y en este momento te invito a suspender durante uno, dos e incluso tres minutos cualquier otro pensamiento, sentimiento,…

…  …   …


Y no te olvides de practicarlo alguna vez durante las acciones principales de la mañana y de la tarde,… porque cuando más ocupado estés, más a menudo necesitas entrar en ti mismo.

                                                                                                                 AT sm

domingo, 4 de marzo de 2012

“Tome pues, mi querida hija, una actitud firme y decidida”



La chamifrase de la semana 36

4 de marzo de 2012

 “Tome pues, mi querida hija, una actitud firme y decidida”

(Carta 141 – 15 junio 1820. A la Srta. Carlota de Lachapelle).

El consejo claro y contundente del Padre Chaminade llega en el momento oportuno a la Srta. de Lachapelle.  Desde hace tiempo el acompañamiento epistolar del Fundador con esta mujer es testigo por una parte de la hondura de su proceso personal y espiritual, y por otra de las tantas dificultades que no la dejan tomar la decisión de ingresar a la comunidad de las religiosas marianistas.  Todas estas dificultades son comprensibles, especialmente las que tienen que ver con la realidad y las necesidades de su familia. Pero se van convirtiendo poco a poco en falsas razones por las que se retarda una decisión para la que ya está suficientemente preparada.

Es por eso que Guillermo José no tiene dudas en indicarle con su autoridad de padre espiritual“Tome pues, mi querida hija, una actitud firme y decidida”. Le advierte sin vueltas que “el demonio no tardará en hacerle encontrar nuevos motivos para retardar” su decisión. Y le recuerda que “Toda razón debe cesar cuando llama el gran Maestro”. Esta última frase del Padre Chaminade nos trae a la memoria aquellos pasajes evangélicos en los que al“Sigueme” del Señor, le sucede el “lo dejaron todo y lo siguieron”. La Srta. de Lachapelle sabe que si toma la decisión tantas veces retardada “será libre, libre de correr por los caminos de Dios”.  No será fácil pero la anima las palabras finales de su guía espiritual: “Que el Señor, mi querida hija, te conceda valor y fuerza”.

También nosotros necesitamos valor y fuerza para tomar una actitud firme y decidida en este momento de nuestras vidas.  Cuántas decisiones retardadas por tantos obstáculos comprensibles.  A veces se trata de opciones vocaciones, pero tantas otras de necesidades importantes que tienen que ver con nuestro crecimiento personal integral.  A veces se trata de cambios en nuestra vida social y a veces se trata de cambios interiores que nos permitan superar situaciones que nos esclavizan. Sentimos que tenemos que dar pasos pero una y otra vez lo dejamos para otro momento.  Siempre hay alguna razón “más importante” a la hora de tomar la decisión.  ¿Y si tomamos conciencia que es el “gran Maestro” el que nos llama a tomar esta decisión porque nos quiere felices y caminando siempre hacia la plenitud?

La Srta. Carlota de Lachapelle finalmente tomó la decisión a pesar de que siguieron apareciendo nuevos motivos que podrían justificar el retardo de la misma. Y así las religiosas marianistas tuvieron en su comunidad a la Madre de la Encarnación, un verdadero don para el desarrollo de la vida y la misión marianista de la primera generación. 

¿Seremos nosotros hoy capaces de no retardar más esa decisión que nos ayudará a vivir con mayor libertad y sentido nuestras vidas, y así ser de alguna manera un don para los demás?


Señor Jesús,
una y otra vez pasás a nuestro lado
y escuchamos tu invitación: “Sígueme”.
Sentimos que nuestro corazón desea responder con libertad
y seguir con alegría y entusiasmo tus caminos de Vida nueva.
Pero tenemos tantas razones que retardan nuestra decisión:
“las responsabilidades familiares, laborales y sociales” no nos permiten
dar el paso y ser libres “para correr por los caminos de Dios”.

Señor Jesús,
ayudanos a despertarnos y así asumir que este es el tiempo oportuno
para tomar una actitud firme y decisiva en nuestras vidas,
y dar aquellos pasos que hace tanto tiempo retardamos,
en nombre de comprensibles razones.
Danos valor y fuerza para tomar esta decisión interior que hoy necesitamos,
porque ella nos ayudará a profundizar nuestro horizonte de sentido,
y a caminar hacia la plenitud de nuestras vidas.

Amén.
 A.T sm

domingo, 19 de febrero de 2012

“No se rompan la cabeza: dejen actuar al corazón”



La chamifrase de la semana 35

19 de febrero de 2012

“No se rompan la cabeza: dejen actuar al corazón

(Carta 68 - 1 junio 1816 – a  Adela de Trenquelléon).

A una semana del inicio de la primera comunidad religiosa marianista en Agen, el Padre Chaminade escribe a Adela y a sus primeras compañeras, anunciando que llegará para acompañarlas unos días después.  La primera semana ha sido intensa y no han faltado situaciones que han generado inquietud y necesidad de encontrar soluciones que posibiliten la continuidad de este paso tan importante. Algunas de las dificultades han venido porque el Obispo del lugar tiene ideas diferentes a las de Guillermo José acerca del estilo de vida religiosa que tienen que vivir.  Y de alguna manera están en un callejón sin salida. El consejo del Fundador les ayuda a cambiar de perspectiva en la resolución de los problemas.  No se trata de una mera negociación entre posturas diversas para lograr encontrar una resolución al conflicto.  La misma Adela prefiere aceptar la postura del Obispo para poder seguir adelante con el Proyecto, pensando que insistir en la exigencia chaminadiana de una vida religiosa plena podría quitarle impronta misionera a su nueva comunidad (dada la costumbre de la clausura para las religiosas de votos perpetuos).

Guillermo José sabe que mientras llega a Agen necesita acompañar a las hermanas para que puedan discernir con tranquilidad.  Se da cuenta que seguir agregando argumentos no tiene sentido y por eso les pide que “no se rompan la cabeza”.  Y las invita a que “dejen actuar el corazón”: porque en él se reencontrarán con las motivaciones más profundas que las ha llevado a juntarse en Agen para dar inicio a la vida religiosa marianista; y porque es en el corazón donde el Señor les confirmará la vocación a la que han sido llamadas.
Cuántas veces nos perdemos buscando solucionar nuestros problemas o las dificultades que nos surgen en la vida y en la misión, y especialmente ante situaciones nuevas y decisiones que tenemos que tomar y nos “rompemos la cabeza” sin encontrar la salida adecuada o conformándonos con opciones parciales aceptadas antes de tiempo.  En estas situaciones, hay que “dejar actuar el corazón”: porque nos ayuda a tomar conciencia de lo esencial, nos reubica en un contexto existencial y espiritual más amplio y profundo, porque es el lugar donde el Espíritu confirma las opciones fundamentales y porque podremos reconsiderar nuestras ideas con un horizonte de sentido más auténtico.

Admira recibir de labios del Padre Chaminade  este consejo: “No se rompan la cabeza: dejen actuar el corazón”, escrito hace casi doscientos años y que cualquier maestro espiritual actual nos recomendaría con convicción.

Querido Guillermo José, queremos hoy dejarnos acompañar por vos,
que con tu sabiduría y tu testimonio nos invitás
a no dejarnos desalentar por los problemas
y a saber mirar “más allá” a la hora de tomar decisiones.

Querido Guillermo José,
cuando nos enfrentamos a los conflictos que nos toca resolver,
o estamos en presencia de dificultades
que aparecen  en nuestra vida y en nuestra misión,
o cuando no terminamos de encontrar una solución adecuada a un problema,
o sentimos que los argumentos se acaban para sostener una opción,
o cuando nos cansamos y preferimos aceptar
una solución mediocre y transitoria antes de seguir buscando,
esperamos volver a escuchar desde nuestro interior
tu voz de Padre y Consejero:

“No se rompan la cabeza: dejen actuar el corazón”

                                                                                                                 AT sm

lunes, 6 de febrero de 2012

“Le hago llegar el algodón que ha tocado a Nuestra Señora del Pilar. Que la divina Madre se digne bendecir este algodón, si la curación de su sordera es para gloria de Dios…”


La chamifrase de la semana 34

6 de febrero de 2012


Le hago llegar el algodón que ha tocado a Nuestra Señora del Pilar. Que la divina Madre se digne bendecir este algodón, si la curación de su sordera es para gloria de Dios…”

(Carta 12 – 28 diciembre 1798. A la Srta. de Lamourous).

Esta frase del Padre Chaminade, en una de las cartas que le escribe a la Srta. de Lamourous desde el exilio de Zaragoza, nos sorprende por el gesto concreto y sencillo de devoción mariana sin perder el marco teológico en el que pueda insertarse adecuadamente un acto de fe de este tipo.  Este tipo de gesto es raro encontrarlo en las cartas de Guillermo José. En primer lugar creo que se integra en una relación especial que mantenía con María Teresa de Lamourous, de quien era su director espiritual, pero con quien también lo unía una profunda amistad solidificada en los tiempos de la persecución en Burdeos, y que seguirá consolidándose a su vuelta del exilio.  María Teresa era una mujer un poco escrupulosa y con sentimientos interiores de no ser digna del favor de Dios.  Quizás Guillermo José no solo piensa en su sordera física sino en su resistencia a escuchar la Palabra del Señor y dejarse transformar radicalmente por ella.  Además el “milagro” que se pide viene de la mano de María del Pilar, que nos invita a confiar plenamente en la protección del Señor que nos sostiene y protege.  Ella nos impulsa a tomarnos con decisión de ese pilar de la fe, que nos ayuda a reconocer el rostro misericordioso del Señor y a creer firmemente en su Presencia en nuestras vidas.

Unas semanas después, Guillermo José escribe en el inicio de otra carta dirigida a María Teresa:Agradezco a Dios que la haya curado completamente de su sordera. Que su voluntad se cumpla en usted” (Carta 13, 15 de enero de 1799).  Parece que el milagro llegó pronto y el Padre Chaminade advierte que el mayor milagro es que la voluntad de Dios se cumpla en ella.  La necesidad de descubrir y asumir la voluntad del Señor, entregándole su vida sin reservas a Él y a la misión, era el hilo conductor de los consejos de Guillermo José a su hija espiritual. 

¿Podremos leer también en estas palabras la misma necesidad interior de nuestro Padre y Fundador, en esos años difíciles del exilio en Zaragoza?  Cuantas veces se habrá acercado al Pilar y habrá pedido con devoción: “Que se haga en mí Tu Voluntad”.  Cuantas veces habrá contemplado con el corazón desasosegado de esos tiempos a la pequeña imagen de la Virgen sobre ese imponente Pilar, y habrá exclamado desde lo más profundo de su ser: “que yo también pueda creer y aceptar como tú Madre en la Anunciación la Buena Noticia que el Señor tiene para mí,… y pueda decirle con sencillez aunque mucho no termine de entender: “Que se haga en mí según tu Palabra”.

María del Pilar,
ayúdanos a vivir de la fe,
y a confiar de corazón en la acción de Dios en nuestras vidas,
para que no necesitemos más que el milagro
de creer en la Presencia de nuestro Dios que camina a nuestro lado.

María del Pilar,
ayúdamos a caminar en la esperanza,
y a recibir con alegría la Buena Noticia del Evangelio
que es tan actual hoy como hace dos mil años,
y nos invita a vivir anunciando a los demás “este tesoro” que hemos encontrado.

María del Pilar,
ayúdanos a crecer en el amor,
para que desde la experiencia interior del amor incondicional del Señor
que sana nuestras heridas y nos invita a ser felices,
podamos manifestar a los demás su Presencia con nuestros gestos de amor cotidianos.

María del Pilar,
nos agarramos con fuerza de tu Pilar,
sabiendo que tú nunca nos sueltas de tu mano,
lo aprendimos de Guillermo José que hoy nos invita
a vivir de la fe, caminando en la esperanza y creciendo en el amor.
.
Amén


(A los pies de la Virgen del Pilar, en el Santuario de Zaragoza, el pasado viernes 3 de febrero de 2012, hemos puesto las intenciones de todos los lectores de “la chamifrase de la semana”, para que “su voluntad se cumpla” en cada uno de ustedes)

AT sm

domingo, 29 de enero de 2012

“Nada sería mejor que entendernos y trabajar de acuerdo para gloria del Señor y de su augusta Madre”.


La chamifrase de la semana 33

29 de enero de 2012 

“Nada sería mejor que entendernos y trabajar de acuerdo para gloria del Señor y de su augusta Madre”.

(Carta 320 – 9 enero 1825. Al Señor David Monier).

El Padre Chaminade escribe esta frase en una breve y sencilla carta acompañando una de las notas de asuntos temporales que intercambiaba diariamente con el Señor David Monier.  Es una carta personal y que nace de la grandeza del corazón de nuestro Fundador, así de su conocimiento profundo de los vericuetos del corazón humano y su sabiduría para “hacerse cargo” de los conflictos en las relaciones interpersonales.  Podría haber seguido la relación institucional con uno de sus más eficaces colaboradores y punto, pero no puede negar lo que está pasando entre ellos y se anima a dar el primer paso en la resolución de ese conflicto.

David Monier (1757-1949) fue una de las personas más ligadas al Padre Chaminade y a los orígenes de la Familia Marianista. Abogado de profesión, se sumó a la movida de la Revolución de 1789, pero siendo testigo directo de las atrocidades del Terror, se convirtió en un destacado opositor político, sufriendo la persecución y la cárcel.  Se acercó al Fundador en los primeros años de la fundación de las Congregaciones en Burdeos y se posicionó rápidamente como referente de las mismas.  Era un hombre de gran elocuencia y poseía una destacada habilidad para los negocios, así como un cristiano de honda espiritualidad. Se convirtió en el secretario personal del Fundador, lo ayudó en la fundación de las Hijas de María y finalmente profesó en la naciente Compañía de María cuando ya había pasado los 60 años de edad (1821).  Como delegado del Padre Chaminade fue fundamental su acción para la primera expansión de la SM en Agen, Colmar y Saint Remy.  Fue justamente en este último lugar donde comandó la adquisición y la fundación de este gran complejo educativo y evangelizador.  Y fue allí también que cometió algunas imprudencias y generó serios problemas económicos.  Metido en su propia percepción distorsionada por una excesiva susceptibilidad comenzó a poner en duda la confianza plena que el Padre Chaminade había depositado en él, así como también sus decisiones y actitudes.  Finalmente había regresado a Burdeos y residía en el internado del Señor Auguste. 

Es en esa situación que Guillermo José le escribe esta carta y le propone: “Que aquel de nosotros dos que pudiese encontrar en el otro algún error, alguna falta, de cualquier clase que sea, lo perdone de corazón y rechace en adelante como una mala tentación hasta el mínimo recuerdo. Nosotros no nos ocupamos más que del futuro”.  Y dando un paso más de humildad sabiendo que a veces los errores aunque sean involuntarios dejan heridas en los demás, profundiza la propuesta:  “Si usted cree que tiene necesidad de algún perdón, yo se lo concedo sinceramente. Si yo le he contrariado indebidamente, su he usado mi autoridad con usted desacertadamente, perdóneme también tan sinceramente como yo le perdono”.

A continuación explicita los dos motivos por los que cree que tienen que animarse a la “reconciliación”: porque no duda de las buenas intenciones de ambos y porque esta situación está generando inconvenientes  en torno a ellos y la quita de cooperación de David a la “obra de Dios” que es la misión marianista.  Guillermo José nos enseña a vivir con humildad y realismo nuestros conflictos con los demás, y a animarnos a dar el paso y acercarnos con quienes aunque compartimos a diario la vida o la misión estamos interiormente alejados.  Pero ser humilde no implica ser ingenuo, y la buena voluntad no elimina el llamado claro a cambiar de actitud, por eso afirma: “Si no toma esta decisión, me quejaré de ello a Dios y le haré a usted responsable de todos los males que se deriven de su rechazo, así de todo el pesar que causaría a su Buen Padre”.
Sorprende la fuerza con la que el Fundador deja “en claro” la situación y apela a la responsabilidad “de la otra parte”, pero más sorprende su último pensamiento nacido de su ternura paternal: “Yo pensaba, mi querido hijo, que con la buena y franca voluntad de ayudarme en mis trabajos, usted se vendría a vivir conmigo”.
David Monier se trasladó a la casa de la Magdalena donde vivía Guillermo José, y no se separó nunca más de él hasta su muerte, un año antes que la de su “venerado Padre”.
Los conflictos interpersonales, algunas veces deliberados y otras más solapados, pueden convertirse en obstáculos importantes para la vida comunitaria y la misión; pero también pueden ser un motor que dinamiza el crecimiento personal y las relaciones con los demás, y nos invitan a vivir con mayor profundidad y autenticidad.  Por eso es que “nada sería mejor que entendernos y trabajar de acuerdo para gloria del Señor y de su augusta Madre”.

Danos Señor un corazón grande y renueva nuestro espíritu,
para que reconociendo nuestros conflictos con los demás
seamos capaces de acercarnos con humildad, y si es necesario,
perdonar o pedir perdón.

Danos Señor un corazón grande y renueva nuestro espíritu,
para que nuestras relaciones interpersonales sean más profundas y auténticas,
y a través de ellas podamos anunciar que es posible amar al prójimo,
en nuestra vida concreta y cotidiana.

Danos Señor un corazón grande y renueva nuestro espíritu,
para que seamos constructores de relaciones de amistad y de paz,
porque “nada ES mejor que entendernos y trabajar de acuerdo
para gloria del Señor y de su augusta Madre”.

Amén


                                                                         AT sm

domingo, 22 de enero de 2012

“Me hago viejo y sé que pronto iré a rendir cuentas a Nuestro Señor de las misiones que me ha confiado a lo largo de mi vida. He pasado por pruebas muy duras. Dios sea bendito y María, glorificada”.


La chamifrase de la semana 32

22 de enero de 2012 
162° aniversario de la Pascua del Beato Guillermo José Chaminade

“Me hago viejo y sé que pronto iré a rendir cuentas a Nuestro Señor de las misiones que me ha confiado a lo largo de mi vida. He pasado por pruebas muy duras. Dios sea bendito y María, glorificada”.

 (Carta 1313 - 17 agosto 1844. Al P. Caillet).

El Padre Chaminade asume la etapa de la vida en la que se encuentra, sabe que no le quedan muchos años  de vida, y no duda del rumbo hacia el que se dirige su existencia: el encuentro definitivo con el Señor, al que ha entregado la vida entera en el sacerdocio y a través de la fundación y animación de la Familia de María.

Ya no son los tiempos felices de su juventud en Mussidan, ni los tiempos difíciles de la vida oculta en el Burdeos post-revolucionario ni la soledad del exilio en Zaragoza.  Ya no es el tiempo del discernimiento y la espera prudente para lanzarse a la misión, ni el tiempo de las fundaciones de los Institutos religiosos y su desarrollo por toda Francia. Ha pasado “mucha agua debajo del puente”.  Guillermo José es consciente de su larga vida y de la cercanía del final.

Está seguro de dos cosas: que el Señor es el que le ha confiado unas cuantas “misiones” a lo largo de su vida y que no le han faltado duras pruebas en el camino.  Y todavía tendrá que sufrirlas en los años difíciles que le quedan por delante. 

No vemos en su testimonio nostalgia por lo pasado ni amargura por lo no logrado.  No percibimos tampoco depresión por su vejez, ni tampoco abandono de su sentido de la vida antes de tiempo.  En esta honestidad consigo mismo y su situación vital, el Padre Chaminade, hace su “síntesis existencial” desde la identidad de un hombre de fe.  Es lo que ha deseado ser toda la vida y lo que ha pedido a sus seguidores.  En los últimos años de su vida contemplamos en él al hombre de fe que sabe mirar y aceptar su propia realidad desde una mirada profunda que solo la fe del corazón en plenitud puede regalar: “Dios sea bendito y María glorificada”.

Cuántas veces había repetido durante su vida desde la influencia ignaciana de su primera formación espiritual: “Todo para mayor gloria de Dios”, a lo que agregaba desde el carisma recibido “y para la gloria de María”.  Al final de su vida, asumiendo todo lo que ha vivido, las alegrías y las tristezas, las gracias y las pruebas,… su corazón no puede dejar de manifestar ya no como deseo sino como experiencia vivida, que en todo “Dios sea bendito y María glorificada”.

Que al final de nuestros días, podamos también ya no proponernos sino ser auténticos hombres y mujeres de fe, y que el Señor nos regale la gracia de construir ese día, desde nuestro caminar concreto de todos los días:  en los momentos de estabilidad y en las pruebas, en pleno día y en la espesura de la noche, en las certezas y en las búsquedas, en las decisiones tomadas con la seguridad de los principios que no cambian y en las que se deben tomar asumiendo los riesgos de la adaptación y la encarnación en nuestra realidad cambiante.   Que en todo, en lo personal y lo comunitario,… “Dios sea bendito y María glorificada”.

Gracias Señor por la vida de Guillermo José,
nuestro Padre y Fundador.

Gracias Señor porque sus enseñanzas no fueron solo palabras
sino ejemplo encarnado en su propio testimonio de vida.

Gracias Señor porque contemplando la vida del Padre Chaminade
aprendemos a ser hombres de fe y misioneros de María.

Gracias Señor porque su vocación de Misionero en un mundo nuevo,
nos invita a nosotros a asumir la nuestra: la de ser misioneros en este mundo nuevo.

Gracias Señor por el don de la vocación marianista,
que nos regalás por la mediación de Guillermo José Chaminade.

Gracias Señor porque reconociéndonos herederos de su don,
nos animamos a desear que en todo en nuestras vidas,
“Dios sea bendito y María glorificada”.

Amén

                                  AT sm

lunes, 2 de enero de 2012

“Pido a Dios, desde el fondo de mi corazón, que las colme este año, y el resto de sus días, de sus inefables bendiciones”.


2 de enero de 2012  FELIZ AÑO NUEVO

“Pido a Dios, desde el fondo de mi corazón, que las colme este año, y el resto de sus días, de sus inefables bendiciones”.  

(Carta 186a – 10 de enero de 1821. A las novicias de las Hijas de María, Agen).


El Padre Chaminade solía terminar sus cartas con frases personales y nacidas de su mundo afectivo. Cualquiera hubiera sido el motivo y el contenido de la misma, vemos que su corazón se expresa con efusividad especialmente cuando se dirige a sus “hijos e hijas”: discípulos y seguidores.
En este caso se trata de un saludo al inicio del año a las novicias de las Hijas de María. Las religiosas marianistas no cumplieron todavía cinco años viviendo en comunidad, o sea que se trata de novicias de la primera hora.  El Fundador les escribe animándolas en la elección vocacional que han realizado y les aconseja en los mejores caminos para crecer en la vida espiritual.
Y su deseo para el nuevo año, no es una mera formalidad.  Su deseo convertido en oración nace “desde el fondo de mi corazón”. Es auténtico y profundo.  Y por si quedan dudas, en la carta original escrita por su secretario, después de esta frase podemos leer “Repito de mi propia mano:…”. Y vuelve a repetir esta frase con su propia letra.  Un detalle que nos muestra el gran corazón de nuestro Fundador.
Podemos también vislumbrar la intensidad de su saludo.  Porque su deseo para las novicias tiene una medida abundante: “que las colme este año” y una generosa amplitud de futuro: “y el resto de sus días”.  
Un deseo profundo y auténtico, convertido en oración, que pide plenitud de“bendiciones inefables”. O sea bendiciones que no se pueden expresar en palabras sino en propia experiencia de vida.  En el fondo Guillermo José les desea que puedan tener la gracia de una verdadera experiencia de Dios.
Y estas palabras no le salen así no más al Fundador.  Sabe vivencialmente de qué habla.  Pide generosamente para los demás lo que ha recibido como don en su interior.  Y al desear a los demás con generosidad desde el fondo de su corazón, esas bendiciones no sea agotan en su experiencia personal sino que manan con la fuerza viva de una manantial de gracia interior.
¿Y si nos animamos a desear con generosidad a los demás las bendiciones que necesitan? ¿Y si dejamos que desde el fondo de nuestro corazón, surja la oración sencilla y auténtica que pide con abundancia para los demás?...  quizás, de a poco podamos también nosotros experimentar en nuestra propia vida el deseo del Fundador: un nuevo año y el resto de nuestros días, colmados de “bendiciones inefables” de Dios.

Al hacer tuya la oración propuesta, dejá que tu corazón complete con los nombres que el Espíritu le inspire:

Te pido Señor, desde el fondo de mi corazón, que colmes a 
………….. este año,
y el resto de sus días, con tus inefables bendiciones.
Te pido Señor, desde el fondo de mi corazón, que colmes a 
………….. este año,
y el resto de sus días, con tu Paz.
Te pido Señor, desde el fondo de mi corazón, que colmes a 
………….. este año,
y el resto de sus días, con tu Luz.


Te pido Señor, desde el fondo de mi corazón, que colmes a 
………….. este año,
y el resto de sus días, con el don de la fe.
Te pido Señor, desde el fondo de mi corazón, que colmes a 
………….. este año,
y el resto de sus días, con tu Presencia de amor.
Te pido Señor, desde el fondo de mi corazón, que colmes a 
………….. este año,
y el resto de sus días, con …………………….. .


                                                                                                   AT sm