lunes, 2 de enero de 2012

“Pido a Dios, desde el fondo de mi corazón, que las colme este año, y el resto de sus días, de sus inefables bendiciones”.


2 de enero de 2012  FELIZ AÑO NUEVO

“Pido a Dios, desde el fondo de mi corazón, que las colme este año, y el resto de sus días, de sus inefables bendiciones”.  

(Carta 186a – 10 de enero de 1821. A las novicias de las Hijas de María, Agen).


El Padre Chaminade solía terminar sus cartas con frases personales y nacidas de su mundo afectivo. Cualquiera hubiera sido el motivo y el contenido de la misma, vemos que su corazón se expresa con efusividad especialmente cuando se dirige a sus “hijos e hijas”: discípulos y seguidores.
En este caso se trata de un saludo al inicio del año a las novicias de las Hijas de María. Las religiosas marianistas no cumplieron todavía cinco años viviendo en comunidad, o sea que se trata de novicias de la primera hora.  El Fundador les escribe animándolas en la elección vocacional que han realizado y les aconseja en los mejores caminos para crecer en la vida espiritual.
Y su deseo para el nuevo año, no es una mera formalidad.  Su deseo convertido en oración nace “desde el fondo de mi corazón”. Es auténtico y profundo.  Y por si quedan dudas, en la carta original escrita por su secretario, después de esta frase podemos leer “Repito de mi propia mano:…”. Y vuelve a repetir esta frase con su propia letra.  Un detalle que nos muestra el gran corazón de nuestro Fundador.
Podemos también vislumbrar la intensidad de su saludo.  Porque su deseo para las novicias tiene una medida abundante: “que las colme este año” y una generosa amplitud de futuro: “y el resto de sus días”.  
Un deseo profundo y auténtico, convertido en oración, que pide plenitud de“bendiciones inefables”. O sea bendiciones que no se pueden expresar en palabras sino en propia experiencia de vida.  En el fondo Guillermo José les desea que puedan tener la gracia de una verdadera experiencia de Dios.
Y estas palabras no le salen así no más al Fundador.  Sabe vivencialmente de qué habla.  Pide generosamente para los demás lo que ha recibido como don en su interior.  Y al desear a los demás con generosidad desde el fondo de su corazón, esas bendiciones no sea agotan en su experiencia personal sino que manan con la fuerza viva de una manantial de gracia interior.
¿Y si nos animamos a desear con generosidad a los demás las bendiciones que necesitan? ¿Y si dejamos que desde el fondo de nuestro corazón, surja la oración sencilla y auténtica que pide con abundancia para los demás?...  quizás, de a poco podamos también nosotros experimentar en nuestra propia vida el deseo del Fundador: un nuevo año y el resto de nuestros días, colmados de “bendiciones inefables” de Dios.

Al hacer tuya la oración propuesta, dejá que tu corazón complete con los nombres que el Espíritu le inspire:

Te pido Señor, desde el fondo de mi corazón, que colmes a 
………….. este año,
y el resto de sus días, con tus inefables bendiciones.
Te pido Señor, desde el fondo de mi corazón, que colmes a 
………….. este año,
y el resto de sus días, con tu Paz.
Te pido Señor, desde el fondo de mi corazón, que colmes a 
………….. este año,
y el resto de sus días, con tu Luz.


Te pido Señor, desde el fondo de mi corazón, que colmes a 
………….. este año,
y el resto de sus días, con el don de la fe.
Te pido Señor, desde el fondo de mi corazón, que colmes a 
………….. este año,
y el resto de sus días, con tu Presencia de amor.
Te pido Señor, desde el fondo de mi corazón, que colmes a 
………….. este año,
y el resto de sus días, con …………………….. .


                                                                                                   AT sm

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