La chamifrase de la
semana 120 – Domingo 1 de junio – Ascensión del Señor
“No pretendo humillarte, ni humillar
a tus colaboradores, pero sí despertarlos de esa especie de sopor en que
parecen haber caído, y recordarles lo que son:… son unos auténticos misioneros”. (725 - 7 febrero 1834. Al P. Chevaux).
El Padre Chaminade no pierde ocasión para recordar
a sus discípulos que allí donde estén o sea cual sea su ocupación, siempre y en
todas partes son misioneros. En este caso le pide al P. Chevaux que recuerde a
sus hermanos de comunidad, dedicados a la educación de la juventud, que “la
enseñanza sólo es un medio, del que nos valemos para cumplir nuestra misión,
para infundir por todas partes el espíritu de fe y de religión y para
multiplicar los cristianos”
El paso del tiempo que sigue al entusiasmo
misionero inicial, las ocupaciones cotidianas y su rutina, el desgaste y las
dificultades en la tarea encomendada, la comprobación de las propias
limitaciones y ambigüedades, … muchas veces nos hacen perder de vista desde
dónde venimos y hacia dónde vamos, y necesitamos como aquellos primeros
marianistas que nuestro Fundador también nos movilice con su llamado de atención:
“No pretendo humillarte, ni humillar a tus colaboradores, pero sí
despertarlos de esa especie de sopor en que parecen haber caído, y recordarles
lo que son:… son unos auténticos misioneros”
“Ser auténticos misioneros”, eso es lo que somos y así
tiene que manifestarse nuestra vocación cristiana y marianista si es auténtica. Basta recordar las últimas palabras de Jesús
a sus discípulos en su despedida: “Vayan, entonces, y
hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo
les he mandado. Y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt 28,19). La
vocación misionera no es algo añadido a nuestra vocación cristiana y marianista
sino que es constitutivamente esencial a la misma. No se puede ser cristiano y marianista sino
se es misionero.
Por eso es
necesario una y otra vez volver a encontrarse con nuestra identidad misionera y
volver a entusiasmarse con ella. El Papa
Francisco nos lo recuerda permanentemente actualizando el envío de Jesús,
invitándonos a “salir”: “Hoy, en este «Vayan» de Jesús, están presentes los
escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la
Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera. Cada cristiano
y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos
somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y
atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio.
Señor Jesús,
hoy sigue resonando en nuestro corazón
aquel mandato dirigido a los apóstoles:
“¡Vayan!”,
que renueva en nosotros la conciencia
de nuestra propia identidad:
somos misioneros.
Señor Jesús,
la rutina, las dificultades, el desgaste del camino
nos hacen enfriar ese ardor misionero,
esa necesidad interior y genuina de salir
de nuestros propios cómodos encierros
para anunciar con entusiasmo y alegría
la Buena Noticia del Reino.
Señor Jesús,
queremos seguir escuchando tu mandato
“¡Vayan!”.
que nos despierte del sopor de la rutina
y nos ponga una y otra vez en camino,
recuperando a cada paso aquello que somos:
“unos auténticos misioneros”
Amén
AT sm
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