domingo, 23 de junio de 2013

“Recuerda que todos los artículos de nuestra fe, todas las verdades reveladas se refieren a aquélla de la que San Pedro hizo profesión: Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Carta 1269, julio 1842, al Sr. Perrodin)

Las chamifrases de la semana en el Año de la FE

La chamifrase de la semana 72 – Domingo 23 de junio

“Recuerda que todos los artículos de nuestra fe, todas las verdades reveladas se refieren a aquélla de la que San Pedro hizo profesión: Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”
(Carta 1269, julio 1842, al Sr. Perrodin)
El Padre Chaminade recuerda que el núcleo central de nuestra fe es el reconocimiento de Jesús, el Hijo de Dios, el Enviado del Padre, que se encarnó y se hizo hombre.  Y renovar nuestra fe en Él implica abrir nuestro corazón al encuentro profundo y personal con Él.  No es una idea filosófica, no es una verdad moral, no es algo, es Alguien.  Y todas las “verdades cristianas” si son auténticas encuentran en Él su fundamento.

Este consejo de Guillermo José lo encontramos en un contexto muy particular que tiene que ver con el proceso de conversión de la persona que lo recibe.  O sea que necesitamos renovar nuestra fe en Jesucristo para poder cambiar nuestra vida y corregir nuestros defectos.  Pero no sólo como una inspiración ética al escuchar su palabra y contemplar sus gestos evangélicos, sino porque Él es la causa misma de nuestra transformación interior y el camino para vivir nuestra vida en plenitud.  Por eso es que al reafirmar la profesión de Pedro con la fe del corazón: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”, estamos abriéndole la puerta de nuestro interior para acoger su Presencia y poco a poco configurarnos con Él, en lo profundo de nuestro ser, y en los gestos y acciones cotidianas.

Hoy nuestro Fundador nos invita, retomando este texto central del Evangelio a vivir de acuerdo al Cristo que confesamos.  Es un camino que lleva toda la vida, hasta que nos encontremos definitivamente con ÉL.  Una y otra vez al confesarlo a Jesús, como Hijo de Dios vivo, necesitamos abrirnos a su Presencia y su amistad.  Una y otra vez al confesarlo nuestro Señor, necesitamos renunciar a tantos “señoríos” que manejan nuestras opciones y decisiones.  Una y otra vez, al confesarlo como Maestro, necesitamos aprender a ser discípulos.  Una y otra vez, al confesarlo como Amigo fiel, necesitamos volver a experimentar su intimidad.  Una y otra vez al confesarlo como la Buena Noticia para los pobres, necesitamos ponernos en camino tras sus huellas y continuar la obra de su Reino.  Una y otra vez, al confesarlo como Señor de la Misericordia, necesitamos dejarnos sanar por su amor y ser mediadores de su amor incondicional, especialmente para nuestros hermanos más abandonados y que más sufren.

Confesar a Jesús como el Mesías, el Hijo del Dios vivo,  y no desear e intentar vivir de acuerdo a su Evangelio, es mero formalismo religioso y una fe de caricatura.

Pidamos a nuestro Padre y Fundador, que con su testimonio y su intercesión nos ayude a vivir cada día con más honestidad y autenticidad de acuerdo al Cristo que confesamos.

Señor Jesús
Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo,
Tú eres el “Dios con nosotros”,
Tú eres el Cristo, el Enviado del Padre.

Señor Jesús
Tú eres la Resurrección y la Vida,
Tú eres la Luz que disipa nuestras sombras,
Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida.

Señor Jesús
Tú eres la Paz que necesitamos
Tú eres el Rostro misericordioso del Padre Dios,
Tú eres la Buena Noticia que convoca a la humanidad entera.

Señor Jesús
Tú eres el Amigo fiel que nunca nos abandona,
Tú eres la Palabra que habitó entre nosotros,
Tú eres el Principio y el Fin.

Señor Jesús
danos el don de la fe del corazón,
para que amando lo que creemos,
vivamos de acuerdo a lo que de Ti confesamos.

                                           AT sm

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