Las
chamifrases de la semana en el Año de la FE
La
chamifrase de la semana 65 – Domingo 14 de abril de 2013.
“¡Qué la paz del Señor esté
con todos ustedes!”
(Carta 548 – 24 de setiembre de 1830 – Al Sr. Clouzet,
Saint Remy).
El Padre
Chaminade en muchas ocasiones desea la paz a los destinatarios de sus cartas en
el saludo final. En el tiempo de Pascua
el saludo es habitual. En sus palabras se escucha el eco del saludo
del Resucitado a sus discípulos en las primeras apariciones. En algunas ocasiones
lo hace explicito, recordando que ese saludo fue “doble” (Jn. 20,19-21), y
deseándolo también así a sus interlocutores.
Los
textos evangélicos nos traen este saludo de Jesús Resucitado, y nos invitan a
escucharlo como Palabra viva y saludo-deseo del Señor también para
nosotros. Es cierto que para los judíos
decir “Shalom” era como para nosotros decir “Buenos días”, y de esa manera se
manifiesta la presencia cercana de Jesús Resucitado. Pero la insistencia en el
saludo, nos hace también pensar que hay algo más en la intención de quienes
escribieron los Evangelios.
Los
discípulos estaban encerrados y atemorizados por miedo de ser también ellos,
perseguidos y condenados. Estaban
tristes por la muerte del Amigo. Se sentían solos y abandonados por la ausencia
del Maestro. Y se encontraban desorientados ya que sus pretensiones del Mesías
se habían desvanecido en la Cruz. Estaban
tristes, solos, confundidos, llenos de miedo,… y la presencia de Jesús vivo en
medio de ellos les devuelve la Paz. Sus
palabras se hacen experiencia profunda: “les dejo mi paz, les doy mi paz, pero
no como la da el mundo” (Jn 14, 27).
Ciertamente no han cambiado las condiciones “externas” que causaban su
temor, su angustia, su confusión. Pero
pueden experimentar la Paz porque para los seguidores de Jesús la Paz no es un
estado de tranquilidad y ausencia de problemas.
Para quienes seguimos a Jesús, la Paz tiene nombre. “Él es nuestra Paz”
(Ef 14,16).
Guillermo
José lo sabe muy bien por experiencia propia.
Por eso sus palabras no son un saludo meramente formal o una proyección
de sus propios conflictos interiores.
Cuando desea la paz a los demás, está deseando que se encuentren con la
verdadera Paz, aquella que no da el mundo sino la presencia cercana de Jesús
Resucitado. Y en este caso además se
refiere a todos los miembros de una comunidad.
La experiencia del encuentro con el Resucitado no es solamente una
vivencia mística interior personal e individual. El Señor se aparece estando los discípulos “reunidos”.
En este
tiempo de Pascua, recibamos también nosotros con el corazón abierto el saludo
de nuestro Padre y Fundador, y en él, el eco de las palabras del Resucitado:
“Que la paz esté con todos ustedes”. Y que esas palabras nos abran la puerta
para volvernos a encontrar con Jesús que es nuestra verdadera Paz, y lo podamos
reconocer vivo y presente en medio de nosotros, cuando nos encontremos
“reunidos”.
Querido
Guillermo José,
hoy
sentimos que tu saludo también es para nosotros.
Algunas
veces nos empeñamos en buscar la paz donde no está
o nos
quedamos resignados pensando que no es posible encontrarla en plenitud.
Es por
eso que tu testimonio y tu presencia como Padre y Fundador de nuestra Familia,
nos
anima a vivir con más profundidad nuestra vida cotidiana
y nos
invita a recibir cordialmente tu saludo esperando que sea realidad en nuestras
vidas:
“Que la
Paz del Señor esté con todos ustedes”.
Señor
Jesús,
sentimos
la necesidad de volver a encontrarte vivo y presente en medio de nosotros:
porque
una y otra vez nos encontramos atemorizados e inseguros,
porque
la tristeza a veces inunda nuestro interior y nos nubla los ojos del corazón,
porque
nos sentimos cansados, un poco solos, tirando siempre en contra de la
corriente.
Es por
eso que estando “reunidos” necesitamos reconocer tu presencia
y
escuchar que tus palabras son para nosotros hoy una Palabra que se hace vida:
“La paz
esté con ustedes”.
Amén.
AT
SM
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