domingo, 6 de mayo de 2012

“Tu felicidad consiste en tu unión a Cristo mediante la fe y el amor.”


La chamifrase de la semana 42

Domingo 6 de mayo de 2012


Tu felicidad consiste en tu unión a Cristo mediante la fe y el amor.”

  (Carta 854 - 6 agosto 1836. A Claude Mouchet).

El Padre Chaminade no duda en afirmar que la felicidad consiste en la unión con Cristo.  Una afirmación que no sólo es un lindo consejo espiritual o una frase hecha, sino una afirmación directa y personal a la persona que le escribe (no dice “la felicidad”  y “la unión con Cristo”, sino “TU felicidad” y “TU unión con Cristo”).
Es cierto que ¿quién puede dudar que estar unido a Cristo nos regala una auténtica felicidad?  Pero también ¿quién puede afirmar que vivir unido a Cristo es algo espontáneo y permanente?
¡Cómo nos cuesta vivir unidos a Cristo cuando vienen las dificultades, cuando recibimos una mala noticia que afecta nuestra vida o nuestra salud o la de los seres más queridos! ¡Cómo nos cuesta vivir unidos a Cristo cuando sentimos que no estamos unidos a los demás, cuando nos encerramos en nuestro egoísmo, cuando nos dejamos llevar por las fuerzas autodestructivas del rencor o cuando los miedos nos paralizan! ¡Cuánto nos cuesta vivir unidos a Cristo cuando no encontramos respuestas o cuando sentimos que ya nada tiene sentido!
Quizás la clave esté en descubrir los caminos para llegar a esta unión con Cristo.  Guillermo José no duda en que esta unión se da “mediante la fe y el amor”.

La fe nos ayuda a descubrir que esta unidad es un don, y que es posible descubrir y experimentar en nuestra vida que el Señor siempre está con nosotros, y que su invitación a estar unidos a Él es una respuesta a su propia iniciativa gratuita.  El Evangelio de Juan nos los recuerda en el discurso de la vid y los sarmientos (Jn. 15,1- 8), que se condensa en la invitación de Jesús: “Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes”. Él permanece siempre en nosotros, necesitamos por la fe despertar y descubrir esta gracia y decidir desde nuestro centro  interior permanecer en Él. Y cada vez que volvamos a tomar conciencia que nos hemos separado de Él, volver tranquilamente a su Presencia, que siempre permanece en nosotros.

Y el amor nos ayuda a vivir esta unión con Cristo a través de nuestra relación con los demás.  Cuando vivimos el “mandamiento principal”, el del amor al prójimo, sin lugar a dudas reactualizamos nuestra unión con Cristo.  No se trata de hacer “cosas buenas” para merecer esta unión.  Se trata sencillamente de amar a los demás, porque en cada hermano, y especialmente en los que más sufren, encontramos el rostro de Jesús; y uniéndonos a través del amor nos unimos también con Cristo.

En la primera carta de Juan encontramos claramente expresado que el camino de la unión por Cristo pasa por la fe y el amor: “Su mandamiento es éste: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó. El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en Él: y sabemos que Él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado”.(1Jn 22-24).
Sabemos por dónde caminar para vivir más profundamente la unión con Cristo.  ¿Nos animamos a renovar nuestra fe en Jesús y a comprometernos en el amor a los demás, a través de gestos concretos y cotidianos?  Quizás paso a paso, la afirmación del Padre Chaminade puede transformarse en una profunda autoafimación de nuestra propia vida: MI felicidad consiste en MI unión con Cristo mediante la fe y el amor”.
            

Señor, Jesús,
deseo permanecer en Ti,
como tu permaneces en mí.
Aumenta mi fe para que pueda reconocer
tu Presencia permanente en mi vida.
Transforma mi corazón y libérame del egoísmo,
para que pueda amar con sinceridad a los demás.
Señor, Jesús,
dame la gracia de experimentar
que mi felicidad consiste
en mi unión contigo mediante la fe y el amor.
Amén.
AT. SM

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