La chamifrase de la semana
50 - ESPECIAL
Jueves 2 de agosto de 2012
El 2 de
agosto de 1932, llegaba al Puerto de Buenos Aires Don Pedro Martínez Saralegui,
fundador de la presencia marianista en Argentina,....
Hoy, 80 años después: el mismo espíritu, el mismo carisma, la misma pasión misionera,... nos impulsa y nos anima a seguir ayudando a María en su misión.
Hoy, 80 años después: el mismo espíritu, el mismo carisma, la misma pasión misionera,... nos impulsa y nos anima a seguir ayudando a María en su misión.
“Mi ambición es prender en toda Francia el fuego
del amor divino”
(Carta 382 - 5 diciembre 1825. Al P. Larrieu,
director del Seminario de Auch).
El Padre Chaminade estuvo animado toda su vida por
una fuerza interior que lo llamaba permanentemente a la misión. Él le llamaba “celo apostólico”. Podemos decir que esa fuerza interior es
fruto de la presencia del Espíritu Santo que desde Pentecostés animó la vida y
la misión de los seguidores de Jesús. Es
una fuerte experiencia espiritual que no se queda en sí misma sino que se
revela auténtica cuando se convierte en necesidad de contagio a los demás y de
urgencia en el compromiso misionero.
Guillermo José experimentó profundamente su
vocación misionera y la vivió con “celo apostólico” en cada situación de su
vida. Por eso le expresa al Padre
Larrieu, director del Seminario de Auch, responsable de la congregación mariana
constituida allí entre los jóvenes seminaristas lo que siente su corazón: “Mi ambición es prender en toda Francia el
fuego del amor divino”. E inmediatamente después lo convoca a que se sume a
esta misión, confirmándolo en ella con palabras llenas de entusiasmo que
podemos reconocer hoy como dirigidas también a cada uno de nosotros, miembros
de la Familia Marianista:
“El
Señor se ha dignado elegirle a usted para ayudarme con sus medios y sus fuerzas
en la parte de nuestra patria donde usted habita. Pues bien, ¡trabaje para encender ese fuego a su alrededor: sople
ese fuego divino en el corazón de los jóvenes que le rodean… Sí, sople ese
fuego divino, a tiempo y a destiempo,… trabaje con constancia, con entusiasmo
en formar, para Jesús y para María, servidores dignos de ellos”.
Pero … ¿Cómo mantener ese fuego interior encendido?
¿Cómo no perder el entusiasmo cuando se nos cruzan tantas dificultades,
contrariedades, problemas,…? ¿Cómo contagiar este fuego a los demás si las
prioridades de las personas en este tiempo que vivimos pareciera que pasan por
otros caminos?...
El testimonio de nuestro Padre y Fundador nos anima
a descubrir el secreto. Abramos nuestro
corazón para descubrir ese fuego del amor de Dios que nos habita, y abramos
nuestras manos para dejarlo manifestarse en nuestra vida y en nuestra acción
cotidiana, y así casi sin darnos cuenta nuestras palabras, nuestra mirada,
nuestra presencia contribuirá a seguir encendiendo ese fuego a nuestro
alrededor, y convocará a otros a sumarse a la misión. Podemos imaginarnos la fragilidad de la obra
marianista todavía naciente en 1825, y contrastarla con la “ambición” del Padre Chaminade y su expresión “en toda Francia”. No es
soberbia ni falta de realismo. Es el
fuego del amor de Dios que encendió su corazón y que hoy está llamado a reavivarse
en nosotros y a contagiarnos de la “ambición” de nuestro Fundador.
Ven Espíritu Santo
llena mi corazón con tu amor
y enciende en él la llama de
tu Presencia.
Ven Espíritu Santo
y reaviva en nosotros el “celo
apostólico”
que animó a nuestro Padre y
Fundador.
Ven Espíritu Santo
y danos la fuerza interior
para vivir con audacia y
coraje nuestra vocación misionera.
Ven Espíritu Santo
danos la constancia y la
fidelidad,
y la disponibilidad para
contagiar con entusiasmo a nuestro alrededor.
Ven Espíritu Santo
y suscita en nosotros
“la ambición de prender en toda…. el fuego del amor
divino”
Ven Espíritu Santo
AT. SM
OPERACIÓN BURDEOS
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