lunes, 31 de octubre de 2011

“Confío en que Dios, en su misericordia, cumplirá el proyecto que se ha dignado inspirarme, a pesar de mi imperfección”


La chamifrase de la semana 22

31 de octubre de 2011


“Confío en que Dios, en su misericordia, cumplirá el proyecto que se ha dignado inspirarme, a pesar de mi imperfección”

(Carta 102 – 27 agosto 1818. A Mons. d´Aviau, Arzobispo de Burdeos).

El Padre Chaminade presenta al Arzobispo de Burdeos la primera copia de las Constituciones de la Compañía de María, a una semana del Retiro en la finca de San Lorenzo que pondrá “sólido fundamento” a la misma y que culminará con los votos perpetuos de los primeros religiosos marianistas.

Es un momento fuerte, y un tiempo nuevo en la Familia Marianista.  Un tiempo antes habían comenzado su andadura las religiosas marianistas. Guillermo José había madurado el proyecto durante años y había esperado que los acontecimientos le indicaran el momento oportuno: el deseo de Adela y sus amigas de consagrarse plenamente al Señor en la vida consagrada y el entusiasmos del joven Lalanne y algunos compañeros de dedicar su vida a la misión iniciada por el Fundador.

A la decisión de lanzarse a este nuevo Proyecto, le precedió el discernimiento y la oración, la espera y la prudencia, pero cuando llega la hora de dar el paso, el Padre Chaminade avanza confiando plenamente en la ayuda y la presencia del Señor.  Está seguro de dos cosas: de sus “imperfecciones” y de la fidelidad de Dios que no lo abandonará en el camino.  Ambas afirmaciones no se contradicen.  Guillermo José ha aprendido en su vida que reconocer las propias debilidades no es un obstáculo sino la oportunidad de abrirse a la acción de Dios que completa la obra y la lleva más allá de lo que quizás podamos imaginarnos.

Es importante reconocer nuestras debilidades, fragilidades e incoherencias.  Es necesario ponerle nombres a nuestras sombras y heridas personales, comunitarias e institucionales.  Es prudente reconocer lo que no podemos.  Pero si los proyectos que emprendemos están inspirados por Dios, no nos faltará la confianza en su Presencia fiel y constante.

Estamos también nosotros en un momento nuevo y un tiempo fuerte para la Familia Marianista.  Que nuestro Padre y Fundador nos regale la gracia de saber responder con decisión y entusiasmo a las inspiraciones del Señor.


Guillermo José
necesitamos aprender a reconocer las inspiraciones del Espíritu
y a percibir con una mirada evangélica los signos de los tiempos.
Guillermo José
somos conscientes de nuestras debilidades y fragilidades
y necesitamos confiar más en la acción del Señor.

Guillermo José
vos supiste responder en tu momento con generosidad y entusiasmo
a las inspiraciones que te regaló el Espíritu,
hoy nos toca a nosotros dar la respuesta y asumir que nuestra hora ha llegado,
confiamos en tu presencia e intercesión para que también podamos decir hoy:
Confíamos en que Dios, en su misericordia, cumplirá el proyecto que se ha dignado inspirarnos, a pesar de nuestra imperfección.
Amén

                                                                                                                 A.T. sm

domingo, 16 de octubre de 2011

“Mi corazón está lleno del cariño más tierno hacia ti; y del deseo más ardiente de que secundes los planes de Dios sobre ti; y de que llegues a ser un gran santo”


La chamifrase de la semana 21

16 de octubre de 2011


“Mi corazón está lleno del cariño más tierno hacia ti; y del deseo más ardiente de que secundes los planes de Dios sobre ti; y de que llegues a ser un gran santo”

(Carta 661 - 23 enero 1833. Al P. Lalanne).

El Padre Chaminade concluye así una de las tantas cartas escritas al Padre Juan Bautista Lalanne.  No es un saludo formal o de compromiso.  Es una afirmación que nace de su corazón y en el que expresa su afecto hacia él.  Este amor del Fundador hacia uno de sus más cercanos colaboradores, que conoce desde muy joven y que fue el primero en dar el paso a la vida religiosa marianista masculina, se expresa a través de un deseo profundo: que llegue a ser “un gran santo”.  Y se llega a ser santo cuando los planes de Dios y nuestros planes se encuentran.  Y un santo es una persona feliz.  En el fondo el deseo de Guillermo José para Lalanne es que sea verdaderamente feliz.

Guillermo José conoce a su hijo y discípulo como nadie.  Lo ha acompañado desde su juventud, primero como congregante y luego como religioso y sacerdote.  Aprecia su gran inteligencia y sus múltiples capacidades.  Valora su creatividad y su energía que anima y moviliza a los demás. Respeta su experiencia y su entrega al desarrollo de la misión educativa marianista.  Reconoce en él un hombre con una gran impronta humanística y a la vez con un profundo sentido religioso.  Y conoce también su impronta temperamental activa y enérgica, que a veces termina siendo avasalladora y desafiante.  Esta modalidad personal ya le ha significado algunas situaciones conflictivas dentro y fuera de la Compañía.  En el futuro hasta tendrá que salir un tiempo fuera del Instituto para saldar unas deudas contraídas sin el permiso necesario. 

En la historia marianista se lo recuerda y valora por su aporte a la    educación marianista. Fue sin duda el gran ideólogo de la pedagogía marianista, desarrollada finalmente en plenitud en sus años de Director del Colegio Stanislas de Paris. Pero muchas veces su aporte ha sido relativizado por las anécdotas conflictivas y su fama de “enfant terrible”.

Necesitamos desarrollar una memoria agradecida del Padre Lalanne no sólo por sus aportes a la misión de la SM, sino sobre todo por su gran fidelidad al Fundador.  Hasta el final de su vida defendió el buen nombre del  Padre Chaminade y luchó por sostener y consolidar el carisma marianista que recibió de primera mano.  Y fue encarnando durante su vida el deseo del Fundador dejando que sus planes se encontraran con los planes de Dios y dejándose formar como un auténtico hijo de María.   Seguramente le ayudaron los consejos y sugerencias del Fundador, en muchas ocasiones llamándole la atención y corrigiendo sus actitudes.  Pero podemos pensar que lo que más le ayudó a crecer como persona y como cristiano, fue el amor paternal de Guillermo José, su confianza en él, su cercanía afectiva y espiritual.

También nosotros podemos llegar a ser “grandes santos”,  a ser personas felices, gracias a tantos y tantas que en nuestra vida nos han regalado su amor, su ternura, su confianza, su cercanía afectiva y espiritual. 

Y también Guillermo José hoy nos mira a cada uno de nosotros, miembros de su familia y nos repite: Mi corazón está lleno del cariño más tierno hacia ti; y del deseo más ardiente de que secundes los planes de Dios sobre ti; y de que llegues a ser un gran santo”

Gracias Señor por aquellas personas que me han amado
con sinceridad y sin condiciones.
Gracias Señor por aquellas personas que confiando en mis posibilidades,
me han ayudado a despertar y desarrollar mis potencialidades.
Gracias Señor por aquellas personas que me han corregido con ternura,
buscando ayudarme a crecer y no meramente condenarme.
Gracias Señor por aquellas personas que supieron esperar mis tiempos,
y me han acompañado con paciencia.
Gracias Señor por aquellas personas que me ayudaron a levantarme en mis caídas,
y me ofrecieron el hombro para apoyarme y recuperar fuerzas.
Gracias Señor por aquellas personas que estuvieron cerca cuando el dolor llegó a mi vida,
y celebraron con alegría cuando llegaron días de fiesta.
Gracias Señor por…. (deja que tu corazón los nombre….)
porque a través de todos ellos/as me has amado y acompañado,
me has invitado a crecer y te has enredado en mis caminos,
y me has regalado Tu Presencia paterna y materna.
Gracias Señor, Gracias.


                                                                                         A.T. sm

miércoles, 12 de octubre de 2011

“Mantente unido siempre a la Santísima Virgen”


La chamifrase de la semana 20  ESPECIAL

12 de octubre de 2011 – Fiesta de Nuestra Señora del Pilar

 “Mantente unido siempre a la Santísima Virgen”
                                               
 (Carta 1042 - 31 marzo 1838. A Claude Mouchet).   

El  Padre Chaminade experimentó durante toda su vida una cercanía especial a la Virgen María, que no duda en proponer a los demás como vemos en esta frase.
La tradición marianista ha comprendido que fue a los pies de la Virgen del Pilar en Zaragoza donde esa devoción y ese amor a María encontraron profundidad y una impronta particular que caracterizaría a Guillermo José toda su vida.

Esos años de exilio (1797 – 1800) fueron el humus para la “inspiración carismática” de nuestro Padre y Fundador.  No sabemos muchos detalles sobre ese tiempo, pero si conocemos lo que significaron contemplando el impulso misionero al regresar a Francia.   Y allí fue donde la devoción a María comenzó a transformarse en una pertenencia mutua (de Madre y de hijo) que luego tomará la forma espiritual de Alianza misionera.  Allí la presencia de María se hizo para siempre inseparable de la vida y de la misión del Padre Chaminade.

A la Virgen del Pilar se le pide tradicionalmente: fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el Amor. ¡Cuántas horas habrá pasado Guillermo José en la Santa Capilla de Zaragoza repitiendo esta sencilla oración! Podríamos decir contemplando su vida que con sencillez y humildad, estas palabras se fueron grabando en su corazón y encarnando en su vida.

La fortaleza en la fe la vemos expresada en la perseverancia del Padre Chaminade durante toda su vida, confiando plenamente en la Providencia y sin dejar de poner todo lo que estuviera a su alcance, para llevar adelante los compromisos contraídos.

La seguridad en la esperanza la encontramos en su capacidad de seguir adelante ante las dificultades de la vida, en el volver a empezar una y otra vez cuando las circunstancias de cualquier índole tiraban abajo sus proyectos, y en la creatividad para engendrar nuevos métodos y estrategias misioneras y la necesaria audacia apostólica para ponerlos en práctica.

La constancia en el amor dio su fruto en la fidelidad de Guillermo José.  Una fidelidad expresada en el amor a Dios, a María,  a la Iglesia, a la Familia de María, a sus hijos e hijas marianistas.  Una fidelidad que en tiempos difíciles en las relaciones con algunos de sus seguidores al final de su vida, lo ayuda a escribir las “Notas sobre el Amor de Dios”.

El Padre Chaminade que como sabemos no ponía el acento en ninguna advocación mariana particular, tampoco lo hizo con la Virgen del Pilar, pero en su vida y en sus enseñanzas se trasluce el sentido profundo de la Madre que desde el Pilar sostiene nuestra vida cristiana: fortaleciendo nuestra fe, asegurando nuestra esperanza y haciendo constante nuestra capacidad de amar.


Santa María del Pilar
danos fortaleza en la fe,
seguridad en la esperanza
y constancia en el amor
Santa María del Pilar
danos fortaleza en la fe,
para perseverar en nuestra respuesta al Señor,
confiando en su Providencia
y aportando todo lo que nosotros podemos poner.

Santa María del Pilar
danos seguridad en la esperanza,
para seguir anunciando la Buena Noticia aún en tiempos difíciles,
y que dejándonos conducir por el Espíritu
encontremos caminos nuevos y creativos para la misión.

Santa María del Pilar
danos constancia en el amor,
para que crezcamos en fidelidad y vivamos con alegría nuestra vocación,
y nos entreguemos de corazón al Reino de Jesús,
amando a todos y especialmente a los más pobres y sufrientes.

Santa María del Pilar
danos fortaleza en la fe,
seguridad en la esperanza
y constancia en el amor.

Amén
A.T. sm

domingo, 9 de octubre de 2011

“Estoy profundamente convencido de mi incapacidad pero haré lo que pueda. Si Dios se digna asistirme, lo haré todo: Omnia possum in eo qui me confortat (todo lo puedo en Aquel que me conforta)”


La chamifrase de la semana 19

9 de octubre de 2011


“Estoy profundamente convencido de mi incapacidad pero haré lo que pueda. Si Dios se digna asistirme, lo haré todo: Omnia possum in eo qui me confortat (todo lo puedo en Aquel que me conforta)

(Carta 1469 - 6 enero 1847. A Mons. Donnet, arzobispo de Burdeos).

Son años difíciles para el Padre Chaminade, los últimos de su vida. Podría dejarse llevar por la angustia, la nostalgia, o la conocida sentencia que afirma que “todo tiempo pasado fue mejor”.  Conoce también su incapacidad personal reflejada en sus años y en el relegamiento de sus sucesores. Pero no deja de tener convicciones profundas.  Y con la misma fuerza que declara que está convencido de su incapacidad, afirma que hará todo lo que pueda.  Y esto no es una expresión de resignación sino de confianza total en el Señor: porque con su asistencia “todo lo que pueda” se convierte en “lo haré todo”. Guillermo José experimenta al igual que San Pablo que “yo lo puedo todo en Aquel que me conforta” (Flp. 4,13).

Es cierto que es necesario y prudente contar con los “recursos” suficientes para planificar nuestra vida y nuestra misión. También es cierto que un sano realismo nos ayuda a no dar pasos en falso y a vivir de ilusiones.  Pero necesitamos estar profundamente convencidos de nuestra incapacidad y al mismo tiempo totalmente seguros de que contamos con la presencia del Señor que nos invita y nos llama permanentemente a seguirlo con generosidad y a confiar más plenamente en Él. Porque también nosotros podemos experimentar que “todo lo podemos en Aquel que nos conforta”.

Claro que esto no se improvisa.  Necesitamos crecer en la fe haciendo proceso de nuestra relación de confianza con el Señor.   En las buenas y en las malas, en lo poco y en lo mucho, en lo pequeño y en lo grande,… necesitamos vivir con espíritu de fe, considerándolo todo con una mirada nacida del Evangelio. 

Que nuestro Padre y Fundador nos inspire y anime a ser realistas sin perder la fuerza activa de la esperanza, a reconocer nuestra incapacidad confiando en el poder de la Presencia del Señor, a no quedarnos paralizados porque parece que tenemos pocas fuerzas sino a ponernos de pie para que el Espíritu nos mueva siempre a la misión.

Señor Jesús,
a veces nos sentimos descorazonados
cuando comparamos nuestras fuerzas con tanto por hacer.
Señor Jesús,
estamos convencidos de nuestra incapacidad
para llevar adelante la obra de tu Reino.
Señor Jesús,
queremos aprender a confiar en tu Presencia
y a dejarnos conducir por tu Espíritu.
Señor Jesús,
deseamos renovar nuestra esperanza
y caminar con decisión comprometiendo nuestra vida.
Señor Jesús,
regalanos la experiencia de Pablo y de Guillermo José,
para poder afirmar desde lo profundo de nuestro corazón
“Yo lo puedo todo en Aquel que me conforta”.
Amén

A.T. sm

domingo, 2 de octubre de 2011

“Bendigamos a la divina Providencia y demos gracias a la Santísima Virgen por el desarrollo de nuestra obra. Como tú, yo también reboso de alegría y consuelo cuando veo cuánto bien podemos hacer”


La chamifrase de la semana 18

2 de octubre de 2011

“Bendigamos a la divina Providencia y demos gracias a la Santísima Virgen por el desarrollo de nuestra obra. Como tú, yo también reboso de alegría y consuelo cuando veo cuánto bien podemos hacer”

  (1327 - 18 septiembre 1844. A Ederlin)

El Padre Chaminade bendice y agradece al Señor y a la Virgen por el desarrollo de la obra marianista.  Su gran alegría no es fruto de un orgullo desmedido o la complacencia por el éxito de sus planes.  Su gran alegría es fruto de su ardor misionero, de la entrega generosa de sus fuerzas y sus recursos a la misión. Su gran alegría es un fruto del Reino de Jesús que se va extendiendo a través de sus obras.  Su gran alegría es también la confirmación de que hay que trabajar con todas nuestras posibilidades sin dejar de confiar en la Providencia que sostiene, anima y fructifica nuestras obras cuando estamos en sintonía con la Voluntad de Dios: hacer el bien.  De hecho ese fue el gran testimonio de Jesús, que pasó su vida “haciendo el bien” (Hech. 8, 38).

La frase de Guillermo José continúa confesando:“Pero lo que disminuye mi alegría y la cambia en tristeza es ver que no podemos atender todas las peticiones que nos hacen”.  E inmediatamente renueva su confianza en la “parte” que le corresponde al Señor: “Que el Padre de familia se digne enviar numerosos y fervorosos obreros a su viña. La cosecha está madura, roguemos al dueño de la mies que nos capacite para cosecharla”.

La humildad para reconocer la propia realidad y la prudencia con la que siempre manejó sus decisiones, jamás mitigaron el ardor misionero de nuestro Fundador.  En algún momento sus propios seguidores se alarmaban de la cantidad y la diversidad de obras en las que se comprometía. A veces hasta aceptaba nuevos desafíos pensando en las personas que tendría disponibles en dos o tres años. Confiando en los dones y recursos con los que contaba su “pequeña” Familia Marianista y en la permanente asistencia de la Providencia, nunca perdió la “urgencia” del compromiso misionero.

Y es así que puede experimentar esa alegría y ese consuelo al ver “cuánto bien podemos hacer”.  Y esta experiencia es un llamado renovado a seguir comprometiéndose con todas las fuerzas en la misión de María, con renovado ardor misionero y profunda creatividad evangélica.

Te bendecimos Señor,
por el desarrollo de nuestra obra misionera.
Te bendecimos Señor,
por todo el bien que podemos hacer.
Te bendecimos Señor,
porque nos seguís invitando a poner todas nuestras fuerzas en la misión.
Te bendecimos Señor,
porque no dejás de acompañarnos y asistirnos con tu divina Providencia.
Te bendecimos Señor,
porque nuestro corazón rebosa de alegría al ver como tu Reino sigue creciendo.

Te damos gracias María,
por llamarnos a ser tus hijos y formarnos a imagen de Jesús.
Te damos gracias María,
por invitarnos a colaborar en tu misión.
Te damos gracias María,
por la vida y la inspiración de Guillermo José, nuestro Padre y Fundador.
Te damos gracias María,
por contagiarnos su ardor misionero y su pasión por el Reino de Jesús.
Te damos gracias María,
por animarnos a desarrollar la creatividad misionera y la audacia apostólica.

Te bendecimos Señor,
y reafirmamos la confianza en tu Providencia.
Te damos gracias María,
y renovamos nuestra alianza misionera con vos.

A.T. sm